Ilustración autoestima y asertividad

¿Sabes qué relación tienen la autoestima y asertividad? ¡Empieza a practicarlo y enamórate de este estilo de comunicación!

Una persona asertiva es aquella que al mismo tiempo que es capaz de defender sus propios intereses y de expresar sus sentimientos y pensamientos, es consciente de los derechos y sentimientos de la persona que tiene enfrente.

Hay que tener en cuenta que lo importante no es lo que se dice sino el cómo se dice. Mediante la comunicación asertiva tienes la oportunidad de enviar un mensaje claro y de forma respetuosa. Aprender técnicas de comunicación que te permitan respetarte a ti mismo es fundamental para conseguir tus metas y sentirte bien contigo mismo.

5 características de las personas asertivas

1. Las personas asertivas tienen la capacidad de autoafirmar los propios derechos e intereses sin dejarse manipular y sin manipular a los demás.

2. Se sienten seguras de sí mismas porque tienen claro lo que quieren.

3. Son capaces de pedir ayuda cuando la necesitan.

4. Son capaces de decir «no» en situaciones que consideran que no es apropiado, que no pueden, que no quieren y no tienen problemas para transmitirlo.

5. No se sienten culpables por decir que no. Al fin y al cabo, ¿quién quieres que controle tu vida?, ¿la quieres controlar tú o quieres que la controlen los demás?

Veamos cómo podemos trasladar esto a una situación concreta que se puede dar en el día a día. Pongamos como ejemplo que hemos quedado con un amigo que llega una hora tarde y no nos ha avisado de su demora. Una persona asertiva reaccionaría de la siguiente manera:

1. Haría una afirmación real y objetiva de lo que ha sucedido (los hechos): «Hemos quedado a las 9 y son las 10».

2. Empatizaría con la otra persona: «Entiendo que te haya podido surgir algo y te hayas retrasado».

3. Explicaría cómo le hace sentir esa conducta: «He estado esperando una hora sin saber qué pasaba, estoy bastante enfadada y preocupada».

4. Concretaría y definiría de una forma específica qué es lo que quiere: «De cara a la próxima vez, me gustaría que fueras más cuidadoso y que me avisaras si te vas a retrasar».

5. Explicaría las consecuencias que puede tener para los dos hacer lo que está proponiendo: «Si vienes a la hora que hemos quedado, yo me voy a sentir mucho más cómodo contigo y va a ser reciproco si tú sabes que yo estoy a gusto y tranquilo contigo».

Relación entre la asertividad y la falta de autoestima

La asertividad trae consigo la honestidad en dos sentidos: primero conmigo mismo y segundo, con la persona que tengo delante.

Conmigo mismo: si no digo lo que siento, si no soy honesto y coherente conmigo mismo y comunicando mis deseos, estoy transmitiéndome a mí mismo que mis deseos son menos importantes que los de la otra persona. Por lo tanto, voy a construir una imagen de mí mismo muy poco atractiva. Con lo cual, va a bajar mi confianza, mi autoestima y entraré en un círculo vicioso que no me conviene.

Además, no siendo honestos con la persona que tenemos delante, lo único que conseguimos es frustrarnos, porque la otra persona se sale con la suya. No tiene por qué haber una mala intención, pero si no comunico lo que quiero la otra persona puede actuar en contra de mis intereses.

Por otra parte, a nivel social, si yo no tengo el hábito de comunicar lo que pienso también estoy acostumbrando a la gente de mi entorno a que mi opinión no tiene que ser preguntada o respetada y les estoy dando el poder de que decidan u opinen por mí.

¿Cómo podemos ser más asertivos?

La asertividad es una habilidad que requiere de práctica, entrenamiento y, sobre todo, que uno se dé la oportunidad y el permiso para decir que «no».

Cómo aprender a decir ‘no’

1. Identifica los valores y significados asociados al ‘no’: ¿Qué es para ti el ‘no’?

Hay mucha gente que tiene las siguientes creencias: «decir no me convierte en egoísta», «si digo que no a los demás se sentirán dolidos y rechazados», «decir no es ser rebelde, mala persona».

Si asociamos algo tan negativo al no’ cada vez que lo pronunciemos, creeremos que estamos generando al otro dolor, que le rechazamos o excluimos. Es importante que cambiemos nuestro significado del ‘no’ y veamos que es simplemente una forma de expresar nuestras necesidades. El ‘no’ significa respetarte, valorar tu tiempo y tus prioridades. Entonces, el primer paso es identificar: «¿Qué significa para mi el ‘no’?». Cuando lo tenga identificado, debo hacer dos cosas:

1. Anotar los beneficios de esta creencia: decir ‘no’ a los demás significa ser una persona irresponsable, desleal y mala persona. Además, diciendo ‘no’, no caeré bien a la gente.

2. Anotar cómo ha afectado en mi vida esta creencia: no pensar en mí, ponerme en último lugar, baja autoestima…

2. Cambia tus creencias sobre el ‘no’:

Debemos crear una nueva creencia que sea más objetiva y que nos haga menos daño que la anterior. Debemos pensar que decir ‘no’ es sano, es ejercer mis derechos de asertividad. No hay que jusstificarse ante nadie ni nada cuando digo ‘no’. Decir ‘no’ a los demás cuando mi cuerpo me lo pide es ser coherente conmigo misma. Decir ‘no’ es decirme ‘sí’ a mí misma.

3. Practicar e integrar esta nueva creencia:

La práctica es la clave para cualquier cambio en nuestra vida. Algunos hábitos que nos pueden ayudar a integrar las nuevas creencias acerca del ‘no’ son:

Tomarnos nuestro tiempo antes de responder: En vez de dar una respuesta en ese momento, podemos decir algo como «déjame pensarlo y te digo en un rato». Esto nos va a ayudar a observar con calma si lo que nos están pidiendo es algo que queremos hacer o no.

Repetirnos las nuevas creencias hasta incorporarlas en nuestra vida.

Preguntarnos si lo que nos están pidiendo es algo que nosotras realmente queremos hacer. Pensarlo detenidamente, sin dejarnos llevar por el impulso de decir «sí». Observar si realmente deseamos hacerlo o no, independientemente de los deseos o las expectativas del otro.

Tener presente que es imposible agradar y gustar a todo el mundo: Por mucho que nos esforcemos por hacer todo perfecto, siempre habrá alguien a quien no le gustaremos. Pero no pasa nada, es natural, a ti tampoco te caen bien todas las personas que conoces. En este sentido, deberíamos interiorizar que no necesitamos gustarle a todos, solamente necesitamos gustarnos a nosotros mismos. También podemos preguntarnos: ¿qué es lo peor que puede pasarte?, ¿qué pasa si no te aceptan o te rechazan cuando has dicho que ‘no’? Si te quieren de verdad, no pasa nada, no te van a rechazar por ello. Si te quieren solo porque les haces cosas, no es amor ni amistad verdadera.

Escucha a tu cuerpo: Tomamos las decisiones desde el miedo o el amor. Cuando dices ‘sí’ al otro desde el miedo, estás yendo en contra de ti mismo. Cuando dices ‘no’ desde el amor a ti mismo, estas siendo coherente contigo.

Ilustración aprende a decir no

¿Cómo aprender a decir «no?

Las personas asertivas son capaces de actuar y comunicarse de forma eficaz, expresando sus opiniones, necesidades o sentimientos, a la vez que son respetuosas con el punto de vista de los demás, manteniendo una postura serena y calmada.

La asertividad se puede aprender en cualquier momento de la vida. Esta habilidad es muy importante ya que, mostrarse siempre de acuerdo con los demás o estar incondicionalmente disponibles, no es bueno para uno mismo. Por ello, la falta de asertividad está relacionada con una baja autoestima.

Los 3 estilos para comunicarnos

En primer lugar, el estilo pasivo. Este estilo es habitual en personas que no quieren mostrar sus pensamientos o sentimientos por miedo a ser rechazados, o por no ofender. Normalmente las personas con baja autoestima tienen dicho estilo, anteponiendo las necesidades de los demás a las suyas.

En segundo lugar, el estilo agresivo. Estas personas defienden sus derechos, pero de forma incorrecta, pensando que siempre llevan la razón. Son personas “sin filtros”, pues no tienen en cuenta la opinión o sentimientos de los demás. Las personas con estilo agresivo priorizan siempre sus propias necesidades.

Finalmente, el estilo asertivo, que es un intermedio entre el pasivo y el agresivo. Las personas asertivas respetan a los demás y a sí mismos, actuando en consecuencia. Valoran sus necesidades y las de los otros.

Las personas con baja autoestima no suelen saber decir “no”

Las 5 características de las personas asertivas

  • Tienen la capacidad de pedir ayuda cuando la requieren.
  • Saben decir “no” cuando consideran que no pueden o no quieren, sin dificultad para transmitirlo.
  • Son personas seguras de sí mismas, ya que saben lo que quieren.
  • No tienen sentimientos de culpa al decir que no. Los demás no controlan su vida, sólo ellos.
  • Son capaces de autoafirmar sus derechos e interesas sin manipular ni dejarse manipular.

¿Cómo ser más asertivos?

La asertividad requiere práctica y entrenamiento y, especialmente, que uno mismo se dé la oportunidad de decir “no”.

En este sentido, es importante identificar los valores asociados al “no”. ¿Qué significa para nosotros? Hay personas que lo asocian con algo negativo, algo que genera dolor, rechazo… Por ello, es importante cambiar el significado, puesto que es una forma de expresar nuestras necesidades. El “no” significa respetarnos y valorar nuestras prioridades. Decir “no” es sano, estamos ejerciendo nuestro derecho de asertividad, significa decirnos “sí” a nosotros mismos.

Una vez tenemos la nueva creencia, debemos practicar. La práctica es fundamental, por lo que podemos seguir estos consejos:

  • Tomar nuestro tiempo para responder y analizar si queremos hacer lo que se nos propone.
  • Preguntarnos si es algo que realmente queremos hacer, sin pensar en las expectativas del otros.
  • Recordar que es imposible gustar a todo el mundo, lo cual es totalmente natural.
  • Escuchar a nuestro cuerpo. Decir “sí” desde el miedo, es ir en contra propia. En cambio, decir “no” desde el amor propio, es ser coherente con nosotros.
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10 PASOS PARA CARGARTE TU RELACIÓN DE PAREJA

¡Hoy vamos a practicar un poco de psicología inversa! Vamos a ver 10 cosas que NO debemos hacer si queremos tener una buena relación de pareja.

1. Pasa el 100% de tu tiempo libre con tu pareja.     

Olvídate de tus amigos, familia, hobbies… ¡DEDÍCATE ÚNICAMENTE A ESTAR CON TU PAREJA!

2. No te comuniques con tu pareja.                                                            

Es mejor que juegues a las adivinanzas y que tu pareja adivine en todo momento cómo te sientes y qué necesitas. Si tan bien te conoce, debería saberlo, ¿no?

3. No mantengas la llama encendida, relájate y descuídate todo lo posible.                              

No dediques tiempo a la intimidad y a las relaciones sexuales con tu pareja. Con todo lo que tienes que hacer en tu día… ¿Cómo vas a sacar tiempo para estas cosas?

Además, puedes descuidarte todo lo que quieras porque total tu pareja ya te conoce desde hace tiempo (ahora es el momento en el que puedes ir con ropa vieja llena de agujeros o con ropa interior desconjuntada, no ducharte si no te apetece…)

4. No trabajes la complicidad con tu pareja.                                                  

Céntrate únicamente en atender las obligaciones del día a día y no salgas de tu rutina en ningún momento. ¡Y bajo ningún concepto busques actividades lúdicas que puedas compartir con tu pareja!

5. Cuando discutáis, intenta solucionarlo en el mismo momento (no dejes que pase ni un instante) y si tu pareja te pide tiempo, ¡NO SE LO DES!

Y si en ese «solucionar inmediato», te sientes abrumado por tus emociones y sientes que tienes que decir lo primero que te venga a la cabeza, sea lo que sea, ¡DILO!

6. Dile a tu pareja únicamente lo que NO te gusta de ella.

¡EN NINGÚN CASO LE DIGAS LO QUE TE GUSTA Y LO QUE ADMIRAS DE ÉL O ELLA!

Es importante que normalices lo bueno que tiene la otra persona y que le reproches únicamente lo que hace mal.

7. Esfuérzate en cambiar a tu pareja y convertirla en la persona que tú quieres que sea.                          

¿Quién te ha dicho que no se puede moldear a la otra persona a tu antojo? ¡Con esfuerzo todo se puede conseguir! Tú no desistas.

8. Encárgate tú de todas las tareas domésticas (o delégalas todas en la otra persona).                                                                                             

No es conveniente que hagáis una repartición justa de tareas, no vaya a ser que la otra persona o tú no seáis capaces de hacerlo.

9. Reprocha a tu pareja por todo lo que hace mal, NO plantees soluciones.                      Es preferible que le digas a tu pareja, “siempre nos pasa lo mismo, nunca me entiendes”, en vez de “yo me estoy sintiendo de esta manera, creo que es porque me falta esto… ¿Cómo lo podemos cambiar?, ¿Qué podemos hacer por mejorarlo?«

10. Controla a tu pareja en cada paso que da.

Vigila cada uno de sus movimientos (con quien habla, donde está, con quien, mírale el móvil cada día…).

¡Y hasta aquí lo que NO hay que hacer para tener una buena relación de pareja! Ahora te animo a que lo gires e intentes ser consciente de si estás haciendo alguna de estas cosas en tu relación de pareja.

¿Se te ocurre alguna otra cosa qué no deberíamos hacer si queremos tener una relación de pareja sana?