VACIA TU

Acudir a terapia NO tiene nada que ver con ser una persona débil

“Siento que acudir a terapia me convierte en una persona más débil”

Esta frase aparece en alguna primera consulta de psicología y normalmente llevan consigo años o meses de sufrimiento en solitario y de sostener (con un esfuerzo enorme) situaciones innecesarias.

¡Cuánto daño han hecho todos los mitos presentes en nuestra sociedad acerca de la psicología y de la función de l@s psicólog@s! ?

➡️Acudir a terapia NO es un signo de debilidad. Al contrario, acudir a terapia (al igual que pedir ayuda cuando la necesitamos) es una señal de valentía.

Muchas veces, me encuentro con personas que acuden a terapia agotadas, frustradas y desesperanzadas ??

?Probablemente porque llevan mucho tiempo intentando salir de la situación en la que se encuentran y no lo consiguen. Y no es porque sean más débiles que otras personas sino porque a veces necesitamos que alguien externo a nosotros nos ayude. ¡Es totalmente humano!

Además, cuando nos hemos «empeñado» en que tenemos que salir por nosotras mismas de la situación en la que nos encontramos, estamos acostumbrad@s a «sufrir en silencio” y callar emociones. Sin embargo, es tan injusto como ineficaz la mayoría de las veces.

➡️Me gustaría decirte que por pedir ayuda NO pierdes tu valor. ➡️Si pides ayuda, seguirás teniendo el mismo valor, el mismo papel activo y muchísimo más aprendizaje.

Mediante la terapia, puedes descubrir recursos de afrontamiento que ya están presentes en ti y otras veces aprenderás recursos nuevos que no conocías pero serás tú quien los ponga en marcha, quien los interiorice ✨✨

?Acudir a terapia no es «sentarte a hablar» y tener un rol pasivo.

Tu vas a seguir esforzandote de una forma similar pero en vez de estar sol@ en ese recorrido lo harás acompañad@ por una persona profesional que te guiará y así el recorrido será más llevadero.

RECUERDA ?

?? No es de personas débiles acudir a terapia
??No necesitas “poder sol@”
??No tendrás un rol pasivo en tu tratamiento

Ilustración importancia de ser consciente

La importancia de SER CONSCIENTE

Ser consciente siempre es el primer paso, el comienzo, de todo. Digamos que es como si quisiéramos hacer un recorrido y necesitasemos ese primer paso para empezar a ir dando los primeros pasos?

Lo mismo sucede cuando decidimos acudir a terapia. Para dar ese paso, necesitamos ser conscientes de que hay algo que no está bien, de que hay algo que nos genera malestar, de que estamos en una situación difícil y complicada y no sabemos muy bien cómo gestionar… Sea cual sea el motivo, necesitamos SER CONSCIENTES.

A mi me gusta decir que la terapia es ese espacio en el que aportamos luz a lo que nos ocurre y sobre todo, ese espacio en el que empezamos a identificar con más exactitud y ser más conscientes de nuestros pensamientos y emociones.

Esto es algo fundamental y básico pero en muchas ocasiones lo tenemos tan olvidado y automatizado que no somos conscientes y llega un momento en el que ni nos conocemos a nosotr@s mism@s. ¡Con las consecuencias e implicaciones que tiene esto!

Bajo mi punto de vista, es importante poner una palabra o expresión para describir cómo nos sentimos cuando nos sentimos de determinada manera al igual que es necesario ser consciente de qué pensamientos son los que se cruzan por nuestra mente la mayor parte del tiempo y de nuestro diálogo interno?

En el momento en que somos conscientes de nuestros pensamientos y ponemos nombre a cómo nos estamos sintiendo, esa emoción pasa a ser más real y, sobre todo, más identificable. Y además, todo esto, facilita que nos relacionemos de otra forma con nuestros pensamientos y emociones.

Es adentrarnos en una especie de viaje para conocer nuestros pensamientos y emociones y aprender:
➡️ Cómo se llama
➡️Cómo se siente
➡️Dónde se siente
➡️ Saber qué podemos esperar de ese pensamiento y de esa emoción
➡️En qué situaciones es más probable que aparezca.

¡Con toda esta información estaremos un paso más cerca de poder utilizar nuestros pensamientos y emociones a nuestro favor, de sacarle partido y de gestionarlos mejor!✨

Es por ello que te invito a observar cada día qué pensamientos y emociones predominan en ti, ponerles nombre y poder aprender todas estas cuestiones tan interesantes sobre ellos?

Ilustración háblate con amor

HÁBLATE CON AMOR – LO QUE TE DICES IMPORTA MUCHO

  • Aunque ya se que lo he repetido infinidad de veces, seguiré insistiendo en la gran importancia que tiene ser conscientes de cuál es nuestro diálogo interno y nos hablemos con amor y cariño a nosotr@s mism@.

    Es fundamental cómo nos tratamos y cómo nos hablamos. Ten en cuenta que creamos nuestra realidad usando palabras. ¡Por lo que es fundamental lo que nos decimos!

    Además, nuestra mente se cree TODO lo que le decimos, y al revés, nos creemos todo lo que nos dice nuestra mente, a no ser que nos lo cuestionemos (y muchas veces, no solemos hacerlo).

    Me gustaría invitarte a reflexionar acerca de qué te dices a ti mism@ cuando estás siendo muy dura contigo mism@, cuando sientes que vas a tener un día duro o cuando te sientes con un mayor nivel de malestar.

    Te dejo algunas afirmaciones que yo utilizo en estos casos, esperando que puedan servirte de ayuda:

    1️⃣ «Se consciente de las cosas que has conseguido a lo largo de tu vida. Gracias a tu esfuerzo, constancia y habilidades, has sido capaz de conseguir muchas de las cosas que te has propuesto. Tienes motivos para estar orgullosa de ti misma y, sobre todo, tienes motivos para creer en ti.»

    2️⃣ «Otras veces que he tenido un día duro también he tenido una sensación de agobio y me ha parecido un mundo al principio. Pero, a medida que ha ido pasando el día, he visto que he podido llevarlo mejor de lo que pensaba en un primer momento. Hoy sucederá lo mismo, no anticipes lo peor, básate en otras situaciones similares que han ido mejor de lo que pensabas.»

    3️⃣ «¿Le diría esto mismo que me estoy diciendo a mi a una amiga que tuviera un problema muy similar al mío?
    Si la respuesta es «no», eso quiere decir que me tengo que hablar de otro modo a mi misma, con más amor y más respeto. Porque yo también, al igual que mi amiga, tengo derecho a equivocarme. No pasa nada por ello. Si puedo reparar algo, lo haré. Y si no, aprenderé de este error.»

    Espero que estas afirmaciones que a mi me funcionan os puedan servir de inspiración

    Me encantaría que pudiérais dejar en los comentarios las afirmaciones positivas que soléis usar en los días difíciles, o cuando os sentís con mayor malestar emocional ?
Ilustración miedo a la soledad

Vence el miedo a la soledad y enamórate de tu propia compañía

Hoy vamos a hablar de uno de los miedos que cada vez está más presente en nuestra sociedad: el miedo a la soledad.

Hay personas que no son capaces de poner fin a una relación de pareja o de amistad por temor a quedarse solas.

En muchas ocasiones, lo que se esconde detrás del miedo a la soledad es el miedo a estar con uno mismo. Cuando estamos solos comienzan a invadirnos pensamientos incómodos sobre nuestra poca valía como personas. Estos pensamientos se posan sobre nosotros y comienzan a hundirnos cada vez más. Sin embargo, es importante saber que son sólo eso, pensamientos.

Por ello es importante reencontrarse con uno mismo y aprender a quererse, valorarse, mimarse. Saber que los pensamientos que nos inundan no son reales. Tenemos que aprender a cuestionar esos pensamientos y no darles una fuerza que no les corresponde.

Tenemos que tener presente que todas las personas tenemos la capacidad para superar el temor a la soledad y lograr sentirnos tranquilos y en paz ante esos momentos en la vida en los que nos encontramos solos. Y, no solo eso, sino también disfrutar de esos momentos a solas con nosotros mismos.

¿Quieres saber cómo puedes empezar a enamorarte de los momentos a solas contigo mismo y superar el miedo a la soledad? ¡A continuación te muestro algunas claves que pueden ayudarte!

5 CLAVES PARA SUPERAR EL MIEDO A LA SOLEDAD

1.- Aprende a distinguir tu estado emocional. No es lo mismo estar solo que sentirse solo.

Un aspecto primordial que es necesario tomar en cuenta cuando se quiere superar el miedo a la soledad, es aprender a identificar si ese sentimiento proviene más bien de una soledad física o proviene de un estado mental.

Por ejemplo, en muchas ocasiones se puede estar rodeado de gente y sentirse sólo a pesar de eso y por el contrario se puede estar solo físicamente y sentirse en paz consigo mismo.

Estar sólo físicamente suele ser una situación temporal de la que puede derivar un sentimiento de soledad, sin embargo, la soledad que proviene deun estado mental que suele ser más profunda, es una sensación de vacío, de no tener nada, de frustración constante, la persona que la experimenta no confía en sus capacidades personales, emocionales y afectivas para salir adelante.

2.- Aprende a disfrutar de la soledad

Debemos dejar de ver la soledad como algo negativo.

Me gustaría que te dedicases momento y pudieras pensar en qué puede tener de positivo la soledad.

Algunos aspectos positivos de la soledad que a mí se me ocurren son los siguientes:

– Cuando estamos a solas con nosotros mismos podemos cultivar aspectos tan interesantes como la introspección (lo cual nos permitirá conocernos mejor, redescubrirnos, innovar, desarrollar la creatividad, etc.).

Practicar la introspección y disfrutar de esos momentos de soledad y silencio es un acto fundamental para la madurez, ya que te permite ser más consciente de lo que acontece contigo mismo y te convierte en una persona más independiente emocionalmente y con mayor autoestima.

Lo importante, ante todo, es saber alternar entre estar solo y acompañado y sentirse tranquilo en ambas circunstancias para lograr mantener un equilibrio sano.

3- Disfruta haciendo planes contigo mismo: Vete a tomar un café, al gimnasio, al cine… o prueba cualquier otra actividad que tengas ganas de hacer desde hace tiempo.

Las personas tienen miedo a hacer planes solas porque piensa que los demás van a pensar que es el “raro”.

Es cierto que no es fácil irse solo de viaje, a tomar un café, al cine… ¡es duro!

Porque vivimos en una sociedad en la que se dice que, si haces este tipo de cosas solo/a, eres un “rarito/a”.

Pero hay deberíamos pensar “pobrecito/a tu que si no tuvieras tu compañero/a no irías al cine”, “pobrecito tu que, si no tienes plan un sábado, te quedas en casa arrancándote el pelo en vez de irte a la playa o a dar un paseo”.

¡NO HAY NADA MEJOR QUE LA PROPIA COMPAÑÍA!

4- Valora los momentos contigo mismo y cuídalos: Si cuando haces cosas solo, te quejas y piensas que es aburrido, que es triste, que que haces haciéndolo solo… y cuando estas en compañía lo valoras, es normal que se refuercen mucho tus momentos con otros. Trata de reforzar tus momentos contigo mismo (que a gusto estoy leyendo, como estoy disfrutando de la serie, me encanta salir a pasear e ir a mi ritmo). Cuando le das ese valor, al final terminas encontrando cosas bonitas en los momentos que pasas contigo.

5- Dedica tiempo a estar en silencio: ¿Sabes que el silencio puede ser algo tan relajante como una técnica de meditación? ¿Y que durante el silencio encontramos pensamientos creativos que de otra manera no aparecen? No pienses que el silencio es aburrido, quita esa etiqueta, y descubre que hay detrás del silencio.

Además de estos 5 puntos, también es importante que mantengas el contacto con los demás.

En algunas ocasiones, puede darse el caso de que el propio miedo a la soledad provoque alejarse cada vez más de los demás debido a la sensación de falta de control emocional que se experimenta.

Por ejemplo, una persona que tiene temor a la soledad, podría tener pensamientos como: “no quiero empezar una relación porque seguramente al cabo de un tiempo me van a abandonar y me sentiré peor”, “no voy a llamar a mis amigos porque van a decir que dependo siempre de ellos”

Te recomiendo que hagas este pequeño ejercicio:

1-  Identifica y revisa las creencias que tienes sobre lo que significa para ti la soledad.

2- Pregúntate: ¿Considero que alguna de mis creencias sobre la soledad me está limitando?

3- Busca creencias contrarias, creencias más adaptativas, sobre la soledad. Si quieres, puedes basarte en experiencias anteriores que hayas tenido como por ejemplo momentos en los que hayas estado tu solo y hayas disfrutado de tu propia compañía. 

4- ¿Cómo puedo empezar a ver la soledad de una forma menos negativa?, ¿Qué pequeño paso puedo empezar hoy para vencer mi miedo a estar solo?

¡Enamórate de tu propia compañía al mismo tiempo que mantienes relaciones sanas y que te aportan bienestar!

Ilustración autoestima y asertividad

¿Sabes qué relación tienen la autoestima y asertividad? ¡Empieza a practicarlo y enamórate de este estilo de comunicación!

Una persona asertiva es aquella que al mismo tiempo que es capaz de defender sus propios intereses y de expresar sus sentimientos y pensamientos, es consciente de los derechos y sentimientos de la persona que tiene enfrente.

Hay que tener en cuenta que lo importante no es lo que se dice sino el cómo se dice. Mediante la comunicación asertiva tienes la oportunidad de enviar un mensaje claro y de forma respetuosa. Aprender técnicas de comunicación que te permitan respetarte a ti mismo es fundamental para conseguir tus metas y sentirte bien contigo mismo.

5 características de las personas asertivas

1. Las personas asertivas tienen la capacidad de autoafirmar los propios derechos e intereses sin dejarse manipular y sin manipular a los demás.

2. Se sienten seguras de sí mismas porque tienen claro lo que quieren.

3. Son capaces de pedir ayuda cuando la necesitan.

4. Son capaces de decir «no» en situaciones que consideran que no es apropiado, que no pueden, que no quieren y no tienen problemas para transmitirlo.

5. No se sienten culpables por decir que no. Al fin y al cabo, ¿quién quieres que controle tu vida?, ¿la quieres controlar tú o quieres que la controlen los demás?

Veamos cómo podemos trasladar esto a una situación concreta que se puede dar en el día a día. Pongamos como ejemplo que hemos quedado con un amigo que llega una hora tarde y no nos ha avisado de su demora. Una persona asertiva reaccionaría de la siguiente manera:

1. Haría una afirmación real y objetiva de lo que ha sucedido (los hechos): «Hemos quedado a las 9 y son las 10».

2. Empatizaría con la otra persona: «Entiendo que te haya podido surgir algo y te hayas retrasado».

3. Explicaría cómo le hace sentir esa conducta: «He estado esperando una hora sin saber qué pasaba, estoy bastante enfadada y preocupada».

4. Concretaría y definiría de una forma específica qué es lo que quiere: «De cara a la próxima vez, me gustaría que fueras más cuidadoso y que me avisaras si te vas a retrasar».

5. Explicaría las consecuencias que puede tener para los dos hacer lo que está proponiendo: «Si vienes a la hora que hemos quedado, yo me voy a sentir mucho más cómodo contigo y va a ser reciproco si tú sabes que yo estoy a gusto y tranquilo contigo».

Relación entre la asertividad y la falta de autoestima

La asertividad trae consigo la honestidad en dos sentidos: primero conmigo mismo y segundo, con la persona que tengo delante.

Conmigo mismo: si no digo lo que siento, si no soy honesto y coherente conmigo mismo y comunicando mis deseos, estoy transmitiéndome a mí mismo que mis deseos son menos importantes que los de la otra persona. Por lo tanto, voy a construir una imagen de mí mismo muy poco atractiva. Con lo cual, va a bajar mi confianza, mi autoestima y entraré en un círculo vicioso que no me conviene.

Además, no siendo honestos con la persona que tenemos delante, lo único que conseguimos es frustrarnos, porque la otra persona se sale con la suya. No tiene por qué haber una mala intención, pero si no comunico lo que quiero la otra persona puede actuar en contra de mis intereses.

Por otra parte, a nivel social, si yo no tengo el hábito de comunicar lo que pienso también estoy acostumbrando a la gente de mi entorno a que mi opinión no tiene que ser preguntada o respetada y les estoy dando el poder de que decidan u opinen por mí.

¿Cómo podemos ser más asertivos?

La asertividad es una habilidad que requiere de práctica, entrenamiento y, sobre todo, que uno se dé la oportunidad y el permiso para decir que «no».

Cómo aprender a decir ‘no’

1. Identifica los valores y significados asociados al ‘no’: ¿Qué es para ti el ‘no’?

Hay mucha gente que tiene las siguientes creencias: «decir no me convierte en egoísta», «si digo que no a los demás se sentirán dolidos y rechazados», «decir no es ser rebelde, mala persona».

Si asociamos algo tan negativo al no’ cada vez que lo pronunciemos, creeremos que estamos generando al otro dolor, que le rechazamos o excluimos. Es importante que cambiemos nuestro significado del ‘no’ y veamos que es simplemente una forma de expresar nuestras necesidades. El ‘no’ significa respetarte, valorar tu tiempo y tus prioridades. Entonces, el primer paso es identificar: «¿Qué significa para mi el ‘no’?». Cuando lo tenga identificado, debo hacer dos cosas:

1. Anotar los beneficios de esta creencia: decir ‘no’ a los demás significa ser una persona irresponsable, desleal y mala persona. Además, diciendo ‘no’, no caeré bien a la gente.

2. Anotar cómo ha afectado en mi vida esta creencia: no pensar en mí, ponerme en último lugar, baja autoestima…

2. Cambia tus creencias sobre el ‘no’:

Debemos crear una nueva creencia que sea más objetiva y que nos haga menos daño que la anterior. Debemos pensar que decir ‘no’ es sano, es ejercer mis derechos de asertividad. No hay que jusstificarse ante nadie ni nada cuando digo ‘no’. Decir ‘no’ a los demás cuando mi cuerpo me lo pide es ser coherente conmigo misma. Decir ‘no’ es decirme ‘sí’ a mí misma.

3. Practicar e integrar esta nueva creencia:

La práctica es la clave para cualquier cambio en nuestra vida. Algunos hábitos que nos pueden ayudar a integrar las nuevas creencias acerca del ‘no’ son:

Tomarnos nuestro tiempo antes de responder: En vez de dar una respuesta en ese momento, podemos decir algo como «déjame pensarlo y te digo en un rato». Esto nos va a ayudar a observar con calma si lo que nos están pidiendo es algo que queremos hacer o no.

Repetirnos las nuevas creencias hasta incorporarlas en nuestra vida.

Preguntarnos si lo que nos están pidiendo es algo que nosotras realmente queremos hacer. Pensarlo detenidamente, sin dejarnos llevar por el impulso de decir «sí». Observar si realmente deseamos hacerlo o no, independientemente de los deseos o las expectativas del otro.

Tener presente que es imposible agradar y gustar a todo el mundo: Por mucho que nos esforcemos por hacer todo perfecto, siempre habrá alguien a quien no le gustaremos. Pero no pasa nada, es natural, a ti tampoco te caen bien todas las personas que conoces. En este sentido, deberíamos interiorizar que no necesitamos gustarle a todos, solamente necesitamos gustarnos a nosotros mismos. También podemos preguntarnos: ¿qué es lo peor que puede pasarte?, ¿qué pasa si no te aceptan o te rechazan cuando has dicho que ‘no’? Si te quieren de verdad, no pasa nada, no te van a rechazar por ello. Si te quieren solo porque les haces cosas, no es amor ni amistad verdadera.

Escucha a tu cuerpo: Tomamos las decisiones desde el miedo o el amor. Cuando dices ‘sí’ al otro desde el miedo, estás yendo en contra de ti mismo. Cuando dices ‘no’ desde el amor a ti mismo, estas siendo coherente contigo.