En primer lugar, me gustaría que entendiésemos que la felicidad no es un estado permanente y de por vida. Es decir, la felicidad son momentos. Sin embargo, hay una serie de cosas que dependen de nosotros para ser un poco más felices en nuestro día a día.
¿Quieres descubrir alguna de esas cosas? Te animo a que sigas leyendo…
1) Uno de los primeros pasos que tenemos que dar para empezar a tener una rutina adaptativa de vida es movernos más, fomentar el ejercicio físico. Hay multitud de estudios que demuestran que hacer ejercicio físico entre 3 o 4 veces por semana durante diez semanas tiene efectos similares a los antidepresivos en problemas del estado de ánimo y en problemas de ansiedad.
2) Relaciones sociales. Es fundamental que tengamos a nuestros seres queridos cerca, que hablemos, nos expresemos, que compartamos… Los estudios longitudinales con personas que son muy felices dicen que la variable que explica el bienestar es la calidad del apoyo social. Por tanto, es mucho más importante tener cerca a los amigos y a la familia que tener mucho dinero, un coche nuevo…
3) Aprender a vivir el momento presente, la práctica del mindfulness, es decir, conectarnos con el aquí y el ahora. Normalmente nos pasamos media vida pensando en lo que tenemos que hacer en el futuro y otra media vida lamentándonos por los errores que hemos cometido en el pasado. Y casi nunca estamos viviendo el momento presente. Y si nos fijamos, probablemente en los momentos más felices de nuestra vida estábamos centrados en el momento presente. Por ejemplo, ante un paisaje sobrecogedor, en un concierto, cuando estas en una conversación de estas que se te pasan las horas como si fuesen segundos… Ese tipo de cosas ocurren porque estamos viviendo el presente.
4) Programar actividades de ocio que nos gusten: Hay mucha gente que durante todo su día, de lunes a viernes, solamente tiene obligaciones. Y después nota que está más ansioso, que está más triste… Esto es completamente normal.
Uno de los modelos clásicos que explican la depresión es la perdida de reforzamiento. Con lo cual, vamos a tener en nuestro día a día actividades que nos gusten.
5) Cultivar el optimismo: Muchas veces caemos en el pesimismo, en la queja, en ver el futuro de forma desesperanzadora… No tenemos que caer tampoco en la trampa del optimismo ingenuo (pensar siempre en positivo). Esta mentalidad lo único que nos va a traer va a ser decepciones. Tenemos que ser realistas y aprender a regular nuestros estados emocionales para que cuando se presente un problema sepamos gestionarlo de la mejor forma posible.
6) Amabilidad: No solamente reporta bienestar al que la recibe sino a la persona que es amable. Si yo soy amable voy a mejorar la vida del de al lado y yo me voy a sentir bien por ello. Además, cuando realizamos un acto amable aumentan las posibilidades de que la persona receptora de la conducta amable realice otra conducta amable.
7) Mostrarse agradecido: Tenemos una tendencia a acostumbrarnos a lo que tenemos innata (se llama adaptación hedonista). Es lo que comentábamos antes cuando decíamos “me compro una casa nueva y al tiempo vuelvo a los niveles previos de bienestar”. Pero si nos mostramos agradecidos y cada día nos fijamos en la suerte que tenemos, en lo que hemos conseguido esa adaptación hedonista es menos intensa y podemos disfrutar más de todo aquello de lo que disponemos.
Tenemos una tendencia que es adaptativa muchas veces a centrarnos en lo malo, en el peligro. Y es que al final el cerebro esta echo para que sobrevivamos, no para ser felices. Pero en nuestro día a día no hay ningún peligro, generalmente casi todo es bueno, tenemos un montón de comodidades. Entonces, vamos a disfrutar de una ducha de agua caliente que solamente la disfrutamos cuando llevamos 4 días en un camping duchándonos con un cubo de agua.
8) Aprender a perdonar: Para desprendernos de la ira o la culpabilidad escribiremos una carta de perdón dirigida a los demás o a nosotros mismos.
¿Cuáles de estos puntos practicas ya en tu día a día?
¿Hay alguna otra cosa que te ayude a ser un poquito más feliz?