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¿Sabes lo que es «hoovering»?

El término «hoovering» se refiere a una táctica manipuladora en relaciones interpersonales, especialmente en contextos de abuso emocional o narcisismo. Consiste en que una persona que previamente había herido o manipulado a otra intenta reinsertarse en la vida de esa persona con el objetivo de recuperar su control emocional. Es como si «aspiraran» a la víctima de nuevo, de ahí el nombre derivado de la marca de aspiradoras Hoover.

El hoovering presenta varias características distintivas:

  • Manipulación Emocional: La persona que realiza el hoovering utiliza tácticas emocionales para intentar influir en la víctima y generar sentimientos de culpa, nostalgia o necesidad.
  • Contacto Repentino: Suele involucrar un contacto repentino después de un período de ausencia. Puede ser a través de mensajes, llamadas telefónicas o incluso aparecer en persona.
  • Promesas de Cambio: El perpetrador promete cambiar y mejorar su comportamiento para recuperar la confianza de la víctima. Esto puede generar esperanza y dudas en la mente de la víctima.
  • Rememoración de Momentos Felices: La persona que realiza el hoovering podría recordar momentos felices compartidos en el pasado para evocar emociones positivas y crear una sensación de conexión.
  • Culpa y Manipulación: Puede emplear tácticas de culpa, como responsabilizar a la víctima de la separación o culparla por la situación actual.
  • Desestabilización: El perpetrador puede buscar desestabilizar emocionalmente a la víctima, generando confusión y dudas sobre su propia percepción de la relación.
  • Juegos Mentales: Utiliza estrategias de juego mental para mantener a la víctima emocionalmente involucrada, lo que dificulta que la víctima tome decisiones claras y objetivas.
  • Cambio de Personalidad: Puede adoptar temporalmente una personalidad más agradable o compatible para ganarse nuevamente el afecto de la víctima.
  • Inconstancia: Alternar entre mostrarse interesado y luego distante puede confundir a la víctima y mantenerla buscando su aprobación.
  • Negación de Abuso Pasado: Puede negar o minimizar el abuso o las acciones dañinas que llevaron a la separación en primer lugar.

El hoovering es una estrategia de manipulación emocional perjudicial que busca recuperar el control sobre la víctima. Es importante que las personas reconozcan estas tácticas y busquen apoyo si están experimentando esta dinámica en sus relaciones. 

Algunos pasos que pueden ayudar a contrarrestar el hoovering incluyen establecer límites claros, mantenerse firme en la decisión de distanciarse de la persona manipuladora y buscar ayuda profesional o apoyo de amigos y familiares de confianza. Además, educarse sobre el ciclo de la violencia y las dinámicas de poder en las relaciones puede ser fundamental para identificar y evitar futuros episodios de hoovering. Es esencial recordar que nadie merece ser objeto de manipulación emocional o abuso, y buscar ayuda es un paso valiente hacia la recuperación y el bienestar emocional.

Esta táctica puede ser especialmente desafiante ya que el perpetrador utiliza una combinación de tácticas manipuladoras para volver a insertarse en la vida de la víctima y ejercer influencia sobre ella. Reconocer las señales de hoovering es fundamental para protegerse a uno mismo y mantener límites saludables en las relaciones interpersonales.

Para contrarrestar el hoovering, es crucial establecer límites claros y mantenerse firme en la decisión de distanciarse de la persona manipuladora. Esto puede implicar bloquear el contacto, eliminar a la persona de las redes sociales y evitar cualquier forma de comunicación que pueda facilitar su acceso a la víctima. Además, buscar ayuda profesional o apoyo de amigos y familiares de confianza puede proporcionar el respaldo necesario durante este proceso.

Educarnos sobre el ciclo de la violencia y las dinámicas de poder en las relaciones también es fundamental. Comprender cómo opera el hoovering dentro de este contexto puede ayudar a identificar y evitar futuros episodios de manipulación emocional. Reconocer que nadie merece ser objeto de abuso o manipulación es el primer paso hacia la recuperación y el bienestar emocional.

Es importante recordar que buscar ayuda no solo es válido, sino esencial para romper el ciclo de la manipulación emocional y recuperar el control sobre la propia vida. La superación del hoovering puede ser un proceso difícil y desafiante, pero con el apoyo adecuado y el compromiso con el autocuidado, es posible recuperarse y construir relaciones más saludables en el futuro.

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«Tengo miedo de volver a tener ansiedad y pasarlo tan mal como lo pase»

Muchas veces, cuando estamos en un proceso de terapia y sentimos que hemos conseguido nuestros objetivos iniciales (por ejemplo, reducir mis niveles de ansiedad, entender qué función cumple la ansiedad en mi vida o aprender a gestionarla de un modo más adaptativo) nos invade cierto miedo por sentir y pensar «puede que esto me vuelva a ocurrir en un futuro», «no quiero volver a sufrir tanto como sufrí en su día» 💥💥

¡Es natural que ese pensamiento aparezca! Al fin y al cabo, solo nosotr@s conocemos con que intensidad hemos sufrido y lo incapacitante que esto a podido ser en ciertos momentos ✨✨

Por lo tanto, si te sientes así cuando tu proceso de terapia está llegando a su fin, ¡es normal! Te ánimo a que lo puedas hablar con el/la profesional que te acompaña para que juntos podáis hacer un recorrido por todo este tiempo que llevas en terapia.

Seguramente, si estás al final de la terapia, hayas podido identificar qué función tenía tu ansiedad (¡y créeme que esto ya es mucho!), porque apareció en tu vida en ese momento…así como conocer de qué manera te estabas relacionando con ésta (qué te servía y que no) y desarrollar ciertos recursos para gestionarla las veces que ésta vuelva a aparecer 🌱🌱

Por lo tanto, los profesionales no te podemos garantizar que no vas a volver a experimentar ansiedad (lo desconocemos) pero te podemos asegurar que no estás en esa «casilla de inicio» en la que estabas cuando comenzaste la terapia. ¡Y esto te puede ayudar mucho si en un futuro la ansiedad vuelve a intentar apoderarse de ti! 🥰

Aún así, recuerda que puedes volver a pedir ayuda las veces que lo necesites. Esto no significa que no hayas aprendido nada, simplemente que la ansiedad te vuelve a avisar de que hay algo en tu vida que necesita ser atendido.

¡ATIÉNDETE!

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«Fuerza de voluntad»

Artículo escrito por Matxalen Abasolo

Muchas personas que acuden a terapia (por casi cualquier problema), cuando les preguntan cuál creen que es el origen del problema, dicen que debe ser su fuerza de voluntad, que no son personas fuertes y que acuden a terapia para “aprender a ser más fuertes”.

Debido a la socialización, muchas personas acuden a la terapia con una actitud de culpabilidad, baja autoestima y baja autoeficacia.

Estas situaciones también pueden explicarse en términos de fuentes internas de control negativas. Esto significa que, antes de decidir sobre un evento, la persona tiende a señalarse a sí misma como la principal responsable del evento y su resultado, pero en su mayoría el evento es negativo, con pocas victorias o resultados positivos.

Explicado de una manera más coloquial, el diálogo interno de una persona suele ser algo así como «soy débil», «todo es mi culpa», «si yo fuera diferente, todo sería diferente», «no tengo fuerza de voluntad», y el como. ‘, o ‘No invertí lo suficiente en el deseo, por eso sucedió esto’. Pero generalmente hay más que un simple ‘querer’.

No todo es cuestión de ganas

Sí, las frases de motivación nos pueden levantar el ánimo y hacernos sentir bien en determinados momentos. En muchos casos, y de forma muy sutil, la retórica del “si quieres puedes” hace pensar a la gente “no puedo, es que no quiero lo suficiente”. Desafortunadamente, no todo depende de nuestra actitud.

Tener un enfoque proactivo y enérgico de la vida es útil, puede mejorar las cosas en muchas situaciones, pero no siempre explica la mayor parte del éxito. En cualquier caso, habrá muchos factores fuera de nuestro control.

Entonces, no importa cuánto «queramos» algo, siempre existe la posibilidad de que no salga como queremos.

No todo depende de nuestra actitud, el contexto es importante ya veces hay elementos en el contexto que no necesitamos cambiar. Podemos, debemos, cambiar elementos de nuestro entorno, pero no siempre está bajo nuestra elección. A veces las cosas simplemente salen mal.

La etiqueta de fuerza de voluntad es más fuerte de lo que ha sido en años. Nos convencen de que una combinación de deseo, esfuerzo e impulso es suficiente para hacer que suceda lo que la gente espera. Con ella vamos al gimnasio dos veces por semana, salimos a correr todos los días, estudiamos todos los días con buen ánimo para salir de esta oposición y, ¿por qué no, mejorar en nuestro trabajo?

Por supuesto, siempre habrá alguien con suficiente de esta dimensión para tener éxito. Sin embargo, la realidad es un poco más oscura. De hecho, la determinación interior no es suficiente para traernos la gloria. Tampoco podemos decirle a la gente que para superar la ansiedad, el miedo, la depresión o el trauma, necesitan fuerza de voluntad. Tenemos que considerar algunos matices importantes.

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COTIDIANA AGRESIVIDAD

Artículo escrito por Einer Larrabeiti

Como ya sabemos, la rabia es una emoción natural que no tiene sentido
demonizar o etiquetar como “mala” e “indeseable”. Como con todas las emociones, es
necesario reconocerla y permitirnos sentirla, aunque por supuesto, intentando no entrar
en bucle ni dañar(nos) bajo los efectos de esa (u otra) emoción. En esos casos, no
estaríamos actuando conscientemente ni nos sentiríamos fieles a nuestro ser, sino
esclavxs de un impulso o de alguna creencia.


Es por eso, que he escogido este tema que tan presente está en nuestras vidas: la
agresividad en las pequeñas cosas. Y es que esta conducta o (auto)trato, tiene relación
directa con el estrés, la ansiedad y/o el desánimo que podemos sentir en nuestro día a
día.


A grandes rasgos, la forma en la que (nos) tratamos puede ser agresiva o
amigable. Exigente o amable. Crítica o comprensiva. Brusca o suave. Y como decía, lo
que hoy comparto aquí se basa en el trato agresivo, exigente, crítico o brusco que
podemos observar en nosotrxs y a nuestro alrededor en lo más cotidiano: en cómo
camino, cómo hablo de mi o de alguien más, cómo gesticulo, cómo recojo la casa, cómo
conduzco, cómo cocino, cómo cojo cualquier objeto…


Todo lo que hacemos se siente en el cuerpo. Se siente el buen trato o la
agresividad mínima que empleo, no importa que lo excuse (“es que tenía prisa; me
llamo torpe pero es broma…”). Nuestro interior es literal y escucha todo lo que (me)
dedico, e igual que unx niñx pequeñx o un animal, se queda con la energía e intención
que tenemos, no con las explicaciones racionales con las que nos justificamos después.

Por eso, es muy útil que cada unx identifique qué comportamientos propios siente
tensos para cambiarlos por otros más respetuosos. Porque en realidad, lo que nos hace
falta es (auto)respeto. Ni lazos, ni cojines blanditos, ni frases de ánimo. Lo contrario de
tratar(me) duro es tratar(me) con respeto.


Por supuesto, no podemos olvidar que hoy en día todavía hay muchas personas
en circunstancias de exclusión, de violencia física y sexual, de esclavitud, de guerra, de
tortura, bajo amenazas graves… Y en esas situaciones, es difícil abordar el tema del
autotrato. Porque están lidiando primero con lo más esencial e importante: sobrevivir.
Sin embargo, cuando no estamos cara a cara con el horror, nos falta información
o referencias para saber cómo pasar a vivir, haciéndonos bien.


Para ello, aunque cada persona pueda necesitar un proceso individual y
personalizado, podemos probar cómo nos sientan algunos de estos hábitos sencillos:
caminar despacio (ya que a veces corremos hasta de una habitación a otra), coger el
tenedor o las llaves de manera suave, hablar con sentido y no por llenar silencios, desear
algo bueno a alguien, masticar más y comer poco a poco, acostarnos sin pantallas y con
estímulos tranquilxs…

¿No es así como nos sentaría bien que nos trataran desde fuera,
si no pudiéramos valernos por nosotrxs mismxs?

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TODOS QUEREMOS SER BUENAS PERSONA, ¿O NO?

¿Recuerdas cuántas veces te han dicho «pórtate bien», «se bueno», «ayuda siempre a los demás», «no seas egoísta», «no seas malo»…?

Probablemente desde que eres pequeño has recibido mensajes de este tipo, ¿a qué si?

De pequeños solemos aprender que si nos portamos bien y somos buenos (esto, entre otras cosas, pasa por obedecer y no llevar la contraria ni protestar) los demás nos querrán y nos valoraran más.


Y este aprendizaje lo vamos interiorizando y reafirmando con el paso de los años. Cada día que pasa, crecemos con esta idea de que tenemos que pensar siempre en los demás (antes que en nosotros mismos), en ser buenos y en complacer a todas las personas de nuestro entorno.

Si te sientes o te has sentido identificado con esto en algún momento de tu vida, ¿te has parado a pensar cómo te hace sentir esto?

El dejarte siempre para último lugar, no expresar las cosas que te molestan de la otra persona por miedo a cómo se lo pueda tomar, hacer esfuerzos constantes por complacer y agradar… ¡tiene un coste emocional y psicológico muy alto!

Y todo esto, hará que probablemente en algún momento explotes porque no se puede sostener todo esto durante toda la vida.

¿Y qué crees que pasará cuando explotes?

Probablemente te sentirás tremendamente culpable porque se confirmara el mayor de tus temores ➡️»eres malo». ¡Todos los esfuerzos que has hecho por “ser bueno” se desvanecerán y te sentirás fatal!

Y desde ahí puedes intentar hacer esfuerzos sobrehumanos para compensarlo y demostrar que no eres así y que eres una «buena persona». Pero, piénsalo, ¿crees que esto te hará sentirte bien?

¿Cómo trabajar el miedo a “no ser buena persona”?

1- Lo primero de todo, te diría que te pares a pensar detenidamente qué es realmente ser una “mala persona”, ¿qué significa para ti?

Te ánimo a que le dediques un rato a responder a esta pregunta (lo más detalladamente posible).

2- Cuando tengas esta definición clara, analízate y trata de describirte como persona. ¿Crees que tu definición de “mala persona” se ajusta a cómo eres tu realmente?

¡Probablemente no! Sin embargo, muchas veces nos ponemos “etiquetas” que no nos corresponden y nos condicionan a la hora de vivir nuestra vida.

3- Revisa las creencias que tienes respecto a que es ser «buena» y «mala persona» y permítete ser más libre y vivir en coherencia a tus necesidades (y no tanto a las de los demás). Para esto, sería importante también qué pienses en la vida que te gustaría vivir (de forma realista).

¿Qué tendrías que soltar para vivir esa vida?

¿Qué cambios tendrías que introducir en tu vida actual?

4- Establece un plan concreto y relista, con objetivos a corto, medio y largo plazo que te permitan acercarte a esa vida que te gustaría vivir, en coherencia a tus valores y a tus necesidades personales.



Y recuerda, si lo intentas y no puedes hacerlo solo, puedes pedir ayuda.

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Los placeres culpables

El otro día en consulta hablando con una paciente utilizó un término que me resultó muy curioso: «los placeres culpables».



Ella utilizó este término para referirse a todas aquellas cosas que le apetecería hacer (desde una escucha más profunda) pero que había aprendido que no «estaban bien» ?

Podemos llamarlo de muchas maneras pero lo cierto es que somos muchas las personas que en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido culpables de quedarnos un día en casa si hacía un día soleado, si hemos pasado toda la tarde en el sofá, si hemos hecho alguna pausa en nuestra jornada laboral para descansar…

¿En qué momento hemos llegado a la conclusión de que todas estas cosas son una pérdida de tiempo y que no son adecuadas??

Vivimos en una sociedad en la que se premia y se refuerza la competitividad y la productividad constante (y sin descanso).

Perooo.. ¿alguien se ha parado a pensar en la relación que tiene esto con el aumento constante en las tasas de los problemas de salud mental?

¡Yo creo que NO! ??

Me da mucha pena que esto sea así pero mantengo la esperanza de que algún día cambie y podamos permitirnos estos «placeres culpables» sin sentir culpa?

➡️Mientras tanto, te ánimo a que puedas parar a escucharte en tu día a día y, en la medida de lo posible, te des aquello que necesitas. Quizá al principio aparece cierto malestar porque puede que sientas que no estás haciendo «lo correcto» pero, si lo transitas, llegará un momento en el que ese malestar cada vez sea más inexistente.

Cuando te escuchas y te das lo que necesitas, te estás enviando mensajes tan importantes como «me merezco descansar», «soy valioso/a tal como soy», «quiero vivir mi propia vida, sin esforzarme por satisfacer las necesidades de otras personas que no son yo»…

Práctica esto porque estoy segura de que merecerá la pena.

? Y recuerda…

Tienes derecho a descansar, a escucharte, a darte aquello que necesitas y está en tu mano ?

Y, si ves que te cuesta y que tu nivel de autoexigencia es demasiado elevado como para escucharte, puedes pedir ayuda

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CRTITICARTE CONSTANTEMENTE TAMBIÉN ES UNA FORMA DE MALTRATARTE

¿Cuántas veces al día te críticas por todo aquello que consideras que no has hecho suficientemente bien o por tu aspecto físico, tu forma de ser, lo que has dicho o hecho…?

En mi día a día en consulta me encuentro con muchísimas personas que se critican duramente desde hace años y de una forma constante, sin ningún tipo de tregua.

Esta forma de tratarse y de relacionarse consigo mismas les lleva a tener conductas dañinas y perjudiciales hacía sí mismas (por ejemplo, alejarse de las personas que les rodean por sentirse inferiores a ellas, tener una mala relación con la comida, obligarse constantemente a complacer a los demás olvidándose de sus propias necesidades…).

Me gustaría señalar la diferencia entre:
➡️ Ser consciente de tus errores/fallos, sin autotorturarte y aprender de ellos.

➡️Fijarte únicamente en lo que haces mal, culpabilizarte y criticarte duramente, entrando una y otra vez en un bucle autodestructivo.


En el primer caso, somos conscientes de los errores y de los fallos que tenemos (no olvides que todas las personas tenemos los nuestros) y estamos relacionándonos con ellos de una forma adecuada, desde el aprendizaje y no desde la autotortura. Establecer esta relación con nuestros fallos y errores nos facilita no quedarnos enganchados/as en un bucle victimista (“soy lo peor”, “no tengo remedio”, “a los demás les va mejor que a mí siempre” …).

Sin embargo, en el segundo caso, nos estamos tratando de una forma totalmente dañina e hiriente que no nos va a ayudar en absoluto. No solo no vamos a obtener un aprendizaje de nuestros errores y fallos, sino que nos vamos a quedar atrapados/es en un bucle que nos puede limitar para el resto de nuestra vida. Por ejemplo, si una persona piensa que es incapaz de hacer muchas cosas bien y no hace más que repetírselo una y otra vez en vez de tomar las riendas y pasar a la acción pensando cómo se puede sentir mejor y más capaz, la próxima vez que se le plantee un reto en su vida (por pequeño que éste sea) se repetirá que es incapaz y no verá más allá. Probablemente no pensará en pequeños objetivos que le puedan acercar a logar ese reto. Optara por no hacerlo y esto hará que su malestar aumente y su autoconcepto se deteriore más aún.

Está comprobado que la crítica constante nos inmoviliza, nos impide aprender, nos convierte en nuestros peores enemigos/as, nos genera ansiedad y frustración. Todo esto destruye nuestra autoestima y nos lleva a maltratarnos.

4 PEQUEÑOS EJERCICIOS QUE PUEDES EMPEZAR A HACER DESDE YA MISMO PARA DEJAR DE CRITICARTE EN TU DÍA A DÍA

1. Empieza a ver la totalidad de las cosas, también de quién eres tú. Muchas veces, focalizamos toda nuestra atención en nuestros defectos, fallos, en lo que no nos gusta de nosotros/as… y pasamos por alto completamente nuestras virtudes y cualidades positivas. Para empezar a “equilibrar la balanza” te animo a que cada día, al final del día, te hagas la siguiente pregunta: ¿Qué me ha gustado de mí mismo/a hoy? La idea es que sean cualidades que forman parte del día a día y no cualidades extraordinarias. Por ejemplo, podrías valorar que te has permitido hacer una pausa en tu jornada laboral para descansar, que has llamado a una amiga que tenía una consulta médica para preguntarle qué tal le ha ido…

2. Sabemos que generalmente con nosotros mismos/as somos mucho más duros/as e injustos/as que con los demás. Por eso, me gustaría que pudieras pensar por un momento… ¿qué le dirías a un/a amigo/a que se critica constantemente para ayudarle?

¡Intenta decirte a ti mismo/a eso mismo también en tu día a día! Porque si a esa persona que tanto aprecias se lo dirías, tú no puedes ser menos.

3. Trae a tu mente experiencias y recuerdos en los que has logrado aquellos objetivos que te has propuesto (por ejemplo, tener relaciones de amistad estables, obtener buenos resultados en unos estudios que has realizado, aprender otro idioma, viajar a otro país, dejar de fumar, organizarte mejor en tu día a día, etc.). Ahora, piensa en qué cualidades de tu personalidad te han ayudado a conseguir cada uno de esos objetivos.

4. Piensa en algún mantra que a ti te sirva y te aporte motivación en tu día a día. Algunos ejemplos pueden ser: “confía en tus capacidades”, “lo estás haciendo lo mejor que puedes”, “equivocarse es humano, puedes darte la oportunidad de aprender de tus errores”. ¡La idea es que tu busques uno o varios mantras que a ti te sirvan y que sean creíbles para ti!. Repítetelo nada más levantarte y en varias ocasiones a lo largo del día.

Espero que estos pequeños ejercicios puedan ayudarte a tener otro tipo de relación más sana contigo mismo/a.
Si aun así sientes que te sigues criticando duramente, te recomiendo pedir ayuda a un profesional con el que puedas trabajar más en profundidad lo que puede estar sucediendo.

Recuerda… Te mereces vivir una vida plena y no una autotortura constante.

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¿SABES QUIÉN ERES REALMENTE?

¿Alguna vez te has preguntado «quién soy yo realmente»? ?

Puede parecer una pregunta simple y sencilla pero te aseguro que no lo es ?

En muchas ocasiones, no nos hemos parado a pensar detenidamente quiénes somos y funcionamos con una imagen distorsionada y limitante de nosotr@s mism@s?

?Por eso, para empezar a conocerte un poquito más a ti mism@, te invito a realizar el siguiente ejercicio:

➡️Dedícate un rato a realizar una descripción lo más detallada posible de ti mism@:
▶️¿Cómo describiría tu físico?
¿Y tu personalidad?
▶️Pensando en los diferentes roles que tienes en tu vida (hij@, herman@, pareja, amig@, trabajador/a, etc.), ¿cómo te describirías en cada uno de ellos?

➡️Ve haciendo una descripción de todos los aspectos de tu vida que consideres importantes.

➡️Cuando hayas terminado, relee la descripción y anota al lado de cada adjetivo si consideras que es positivo, negativo o neutro.

➡️Por último, vuelve a leerlo todo una vez más y responde a la siguiente pregunta ➡️¿Si una persona que no conozco de nada, se describiría de este modo, qué pensaría de ella?

¿Te animas a compartir lo que has descubierto con este ejercicio? ?

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¿Dedicas tiempo a tu autocuidado?

Antes de comenzar a leer este artículo, me gustaría que te preguntases?:

¿Qué entiendo yo por autocuidado?, ¿Qué significa para mi (auto)cuidarme?

✴️Piénsalo durante unos minutos..

Ahora, te diré lo que entiendo yo por AUTOCUIDADO. Para mi (auto)cuidarme significa:

1️⃣ Preguntarme qué necesito.

2️⃣ Escucharme.

3️⃣ Actuar en consecuencia.

➡️El autocuidado puede ser de varios tipos: físico, emocional, social, intelectual y espiritual. Vamos a ver en qué consiste cada tipo de autocuidado y te invito a que reflexiones acerca de tu propio autocuidado.

??? Físico: ¿tienes una alimentación sana, variada y equilibrada?, ¿duermes las horas que tu cuerpo necesita?, ¿mueves tu cuerpo, andando o haciendo deporte?

?❤️??? Emocional: ¿te das permiso para sentir, escucharte e identificar tus emociones?, ¿te das permiso para expresarlas (por ejemplo, para llorar, enfadarte…)?, ¿eres capaz de gestionar adecuadamente tus emociones o son ellas las que te dominan a ti?

??? Social: ¿dedicas tiempo a cultivar y mantener tus relaciones familiares y de amistad?, ¿cómo lo haces?, ¿sabes distinguir entre aquellas relaciones que te aportan y te suman y aquellas que te quitan la energía o que son tóxicas?

??? Intelectual: ¿dedicas tiempo en formarte en aquellos temas que te interesan y te gustan?, ¿lees?, ¿te gusta pensar en nuevos proyectos y cambios o prefieres la rutina y hacer lo que ya conoces?

?‍♀️?️? Espiritual: ¿dedicas tiempo a reflexionar sobre ti mism@ y sobre tu vida?, ¿te gusta estar en contacto con la naturaleza?, ¿practicas la gratitud?

➡️¿A qué conclusión has llegado después de estas reflexiones?

☑️ Si has contestado «si» a la mayoría de estas preguntas, ¡ENHORABUENA!

❎ Si por el contrario, has contestado «no», hazte la siguiente pregunta : ¿qué puedo empezar a hacer para cuidarme más y mejor a mi mism@?

Si te apetece compartirlo, me encantará leerte en comentarios ?

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Miedo a la soledad: Cómo superarlo de forma definitiva

Hoy vamos a hablar de uno de los miedos que cada vez está más presente en nuestra sociedad: el miedo a la soledad.

Hay personas que no son capaces de poner fin a una relación de pareja o de amistad por temor a quedarse solas.

En muchas ocasiones, lo que se esconde detrás del miedo a la soledad es el miedo a estar con uno mismo. Cuando estamos solos comienzan a invadirnos pensamientos incómodos sobre nuestra poca valía como personas. Estos pensamientos se posan sobre nosotros y comienzan a hundirnos cada vez más. Sin embargo, es importante saber que son sólo eso, pensamientos.

Por ello es importante reencontrarse con uno mismo y aprender a quererse, valorarse, mimarse. Saber que los pensamientos que nos inundan no son reales.

Todas las personas tenemos la capacidad para superar el temor a la soledad y lograr sentirnos tranquilos y en paz ante esos momentos en la vida en los que nos encontramos solos.

5 CLAVES PARA SUPERAR EL MIEDO A LA SOLEDAD

1.- Aprende a distinguir tu estado emocional. No es lo mismo estar solo que sentirse solo.

Un aspecto primordial que es necesario tomar en cuenta cuando se quiere superar el miedo a la soledad, es aprender a identificar si ese sentimiento proviene más bien de una soledad física o proviene de un estado mental.

Por ejemplo, en muchas ocasiones se puede estar rodeado de gente y sentirse sólo a pesar de eso y por el contrario se puede estar solo físicamente y sentirse en paz consigo mismo.

Estar sólo físicamente suele ser una situación temporal de la que puede derivar un sentimiento de soledad, sin embargo, la soledad que proviene de un estado mental que suele ser más profunda, es una sensación de vacío, de no tener nada, de frustración constante, la persona que la experimenta no confía en sus capacidades personales, emocionales y afectivas para salir adelante.

2.- Aprende a disfrutar de la soledad

Debemos dejar de ver la soledad como algo negativo.

Me gustaría que, antes de continuar leyendo, te detuvieras un momento y pudieras pensar lo siguiente: ¿Qué puede tener de positivo la soledad?

Cuando ya lo hayas pensado, puedes continuar leyendo…

Uno de los aspectos más positivos de la soledad es que cuando estamos a solas con nosotros mismos podemos cultivar aspectos tan interesantes como la introspección, lo cual nos permitirá conocernos mejor, redescubrirnos, innovar, desarrollar la creatividad, etc.

3.- Disfruta haciendo planes contigo mismo: Vete a tomar un café, al gimnasio, al cine… o prueba cualquier otra actividad que tengas ganas de hacer desde hace tiempo.

Las personas tienen miedo a hacer planes solas porque piensa que los demás van a pensar que es el “raro”.

Es cierto que no es fácil irse solo de viaje, a tomar un café, al cine… ¡es duro!

Porque vivimos en una sociedad en la que se dice que, si haces este tipo de cosas solo/a, eres un “rarito/a”.

Pero hay deberíamos pensar “pobrecito/a tu que si no tuvieras tu compañero/a no irías al cine”, “pobrecito tu que, si no tienes plan un sábado, te quedas en casa arrancándote el pelo en vez de irte a la playa o a dar un paseo”.

¡NO HAY NADA MEJOR QUE LA PROPIA COMPAÑÍA!

4.- Valora los momentos contigo mismo y cuídalos: Si cuando haces cosas solo, te quejas y piensas que es aburrido, que es triste, que que haces haciéndolo solo… y cuando estas en compañía lo valoras, es normal que se refuercen mucho tus momentos con otros. Trata de reforzar tus momentos contigo mismo (que a gusto estoy leyendo, como estoy disfrutando de la serie, me encanta salir a pasear e ir a mi ritmo). Cuando le das ese valor, al final terminas encontrando cosas bonitas en los momentos que pasas contigo.

5.- Dedica tiempo a estar en silencio: ¿Sabes que el silencio puede ser algo tan relajante como una técnica de meditación? ¿Y que durante el silencio encontramos pensamientos creativos que de otra manera no aparecen? No pienses que el silencio es aburrido, quita esa etiqueta, y descubre que hay detrás del silencio.

Además de estos 5 puntos, también es importante que mantengas el contacto con los demás.

En algunas ocasiones, puede darse el caso de que el propio miedo a la soledad provoque alejarse cada vez más de los demás debido a la sensación de falta de control emocional que se experimenta.

Por ejemplo, una persona que tiene temor a la soledad, podría tener pensamientos como: “no quiero empezar una relación porque seguramente al cabo de un tiempo me van a abandonar y me sentiré peor”, “no voy a llamar a mis amigos porque van a decir que dependo siempre de ellos”

¡Enamórate de tu propia compañía al mismo tiempo que mantienes relaciones sanas y que te aportan bienestar!