epidemic-5082501_1280

¿ESTAMOS PREPARADOS PSICOLÓGICAMENTE PARA AFRONTAR LA TERCERA OLA COVID?

Los expertos afirman que estamos inmersos ya en la tercera ola COVID.

Desde que la pandemia llegó a nuestras vidas son muchos los síntomas que hemos experimentado (insomnio, tristeza, ansiedad, niveles de estrés altos, enfado, miedo, etc.).

Además, nos hemos tenido que acostumbrar en menos de un año a muchos cambios como las nuevas medidas de higiene (geles, mascarillas, distancia necesaria…), preocupación por contagiarnos y/o poder transmitirlo a familiares o personas de riesgo, menor contacto con la familia y los amigos, etc. Además de la extrañeza, la sensación de irrealidad, la confusión…

La situación laboral para muchas personas pasa por momentos muy complicados, incluyendo aquellas que se encuentran en una situación de ERTE, desempleadas, autónomos en situación de vulnerabilidad, teletrabajo, conciliaciones familiares y muchas otras personas tratando de conservar lo que tienen con mucho esfuerzo.

Todo esto, puede hacer que estemos psicológicamente más desgastados y que nos veamos con menos fuerzas que en marzo del año pasado, cuando comenzó todo esto.

La mente humana no está preparada para elaborar tantos cambios de manera tan rápida, necesita tiempos prudenciales para elaborar situaciones con un gran impacto. La velocidad de todo lo que sucede en este tiempo hace que los síntomas sean aún mayores.
 

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA GESTIONAR ESTA TERCERA OLA Y NO PERDER LA ESPERANZA?

Partiendo de que no es fácil afrontar esta nueva ola y la incertidumbre de las medidas sanitarias y todos los cambios que van viniendo, es importante que apostemos por incluir aquellas cosas que sí nos hacen sentir bien y cuidarlas:

1- Cuidar los vínculos es una de las medidas importantes. El vínculo nos ayuda a salir del aislamiento, a tener esperanza, a apoyarnos conjuntamente en los momentos difíciles. A poder vivir encuentros que nos hagan olvidar la pandemia por coronavirus y nos ayuden a reencontrarnos con aquello que nos hace sentir que merece la pena tener esperanza y seguir. El cariño, la ternura, la empatía.

2- Reconoce y acepta cómo te estás sintiendo: En ocasiones puede parecer que fingir que algo va bien a la larga hará que lo creamos y lo sintamos así. Sin embargo, para poder afrontar una emoción o problema lo primero que hay que hacer es identificarla. No basta con repetirnos que toda esta situación no está tan mal, sino que debemos descubrir qué sentimos y qué es lo que nos está provocando ese malestar y una vez lo hayamos aceptado podremos comenzar a combatirlo.

3- Evitar pensar todo el rato en ello: El COVID y la situación de incertidumbre que conlleva, producen muchas preocupaciones. Pero eso no significa que debamos estar todo el día pensando en ellas y dándole vueltas puesto que solo conseguiremos aumentar nuestros niveles de estrés, ansiedad e insomnio. En su lugar conviene buscar actividades y pasatiempos y establecer unas rutinas que nos ayuden a mantener la mente ocupada y nos permitan distraernos y evadirnos.

4- Mantener aquellas actividades de ocio que si están permitidas en algunos momentos, como visitar la naturaleza, pasear, hacer deporte…

5- Aprender de los errores: en marzo nos enfrentábamos a una situación novedosa y prácticamente impredecible. Por el contrario, ahora ya contamos con una experiencia pasada que tomar como referencia. De manera que si en la 1ª ocasión caímos en la sobreinformación y eso nos causó malestar o terminamos por quedarnos en pijama todo el día sin salir a penas de la cama debemos aprender de ello y actuar de otra manera. Por ejemplo, viendo las noticias solo una vez al día o preparándonos cada mañana como si fuésemos a ir a la oficina en lugar de teletrabajar.

El acompañamiento terapéutico es un buen recurso para poder gestionar el impacto y las consecuencias psicológicas que la pandemia nos está causando.

No existe una fórmula mágica que nos saque de esta situación, pero tratar de cuidarnos, centrarnos en las pequeñas cosas, en los vínculos y dosificar la información, la aceptación y paciencia nos ayudarán a seguir afrontando y viviendo esta compleja situación.

dog-4977599_1280

Si estás teletrabajando y te falta motivación, esto te interesa

Hay personas que sienten que ahora que están teletrabajando están siendo menos productivas o que se les hace todo mucho más cuesta arriba. Es algo normal, tiene explicación y puedes ponerle remedio.

Muchas personas tienen la sensación que, a raíz del confinamiento, trabajan más de lo que lo hacían en su rutina diaria. Algunas tienen la sensación de que necesitan más tiempo que antes para hacer lo mismo: lo que antes estaba hecho en una hora, ahora supone dos y media. Además, a esto hay que añadirle que cada día que pasa estamos más cansados, más desmotivados. Todo esto conlleva a que estemos más dispersos y nos nos concentremos de la misma manera y tengamos que meter más horas para sacar el mismo trabajo adelante.

Todo esto es normal. Es totalmente lógico que ocurra si tenemos en cuenta las circunstancias en las que nos encontramos actualmente. Por eso, no te fustigues ni te culpabilices. Sé paciente, tolerante y comprensivo contigo mismo. Haz varias pausas en tu día a día para observar cómo te sientes, cual es la emoción que predomina en ti en ese momento. No lo juzgues, simplemente obsérvalo.

Si observas que estás apático, desmotivado, triste, con miedo, con cierta ansiedad debido a la la incertidumbre (por la situación sanitaria o socioeconómica), no te enfades contigo, compréndete y entiende que es natural que te sientas así en estos momentos. En muy pocos días ha habido tantos cambios en nuestra vida que lo lógico es que todos experimentemos alguna de estas emociones durante estos días.

Por esto, también deberías aceptar que es probable que tengas algún mal día y que a veces no consigas ser tan productivo como de costumbre. El primer paso para gestionar estas emociones más «incómodas», como te digo, es la aceptación.

¿Qué podemos hacer una vez hemos aceptado que es natural sentirnos así en estos días?

1. Mantener una rutina de trabajo: Aparte de ayudar a tener una organización durante estos días, también te permitirá tener una mayor sensación de control. En estos momentos estamos llenos de incertidumbre y este estado suele ser incompatible con la concentración y la tranquilidad. Por eso es importante que puedas mantener cierto control de la situación y eso puedes conseguirlo a través de una rutina de trabajo.

Cuando establezcas esta rutina de trabajo te aconsejaría que tratases de hacerlo basándote en el horario laboral que tenías antes de esta situación. Es decir, si trabajabas de 08.00 horas a 15.00 horas, trata de mantener este mismo horario durante estos días. Es a lo que estás acostumbrado y lo que menos necesitamos ahora es que haya más cambios en nuestras vidas.

Es importante también que establezcas una hora «tope» de trabajo y que después puedas dedicarte a otras actividades que no tengan que ver con tu ámbito profesional.

2. Márcate objetivos realistas: En ocasiones puede que nos marquemos demasiados objetivos en el mismo día como sacar adelante la misma cantidad de trabajo que antes, atender a la familia que está en casa, hacer deporte, hacer las tareas domésticas, hacer una videollamada con los amigos y familiares que no podemos ver, etc. El marcarnos tantos objetivos para hacer en un día es agotador y es probable que nos genere ansiedad, estrés… y malestar o desmotivación si no llegamos a cumplirlo.

Además cuando nos marcamos tantos objetivos en un día, estamos haciendo todo lo contrario a lo que se supone que deberíamos hacer que es exigirnos menos y ser comprensivos y tolerantes con nosotros mismos, entendiendo que estamos atravesando un momento excepcional en nuestras vidas. No te exijas rendir al cien por cien en estos momentos. Ahora lo que necesitas es cuidarte y exigiéndote tanto no lo estás haciendo.

3. Se flexible: Puede que te ayude marcarte un horario y tener una rutina diaria e incluso marcarte ciertos objetivos personales o laborales para cumplir esa semana. Pero tienes que comprender que tu estado emocional ahora mismo es un poco «montaña rusa» y que es probable que a veces no sea posible llegar a todo lo que te habías propuesto. Entiende que habrá días o, incluso, momentos menos productivos que otros. Aprende a ser más flexible contigo, disfrutar de tus mejores momentos y perdónate cuando no consigas cumplir todo lo que te habías propuesto.

4. Busca momentos de ocio y desconexión: Es importante que busquemos momentos para no hacer nada. No hacer nada no es hacer deporte o leer. No hacer nada consiste en sentarte en el balcón, en el sofá o mirar por la ventana y disfrutar del silencio. No hacer nada es buscar momentos de desconexión, es como si nos pusiéramos el cartel de «en estos momentos no estoy disponible para nadie ni nada». Esto te va a ayudar a ser más productivo en tu día a día y a tener unos niveles más bajos de estrés y ansiedad.

También es aconsejable que el fin de semana no lo dediquemos a trabajar. Necesitamos seguir estableciendo al menos esa diferencia de entre semana y los fines de semana. Eso nos ayudara a tener una mejor salud y a estar más motivados para seguir haciendo frente a los días posteriores.

5. Piensa que esta situación es algo temporal: Aunque actualmente estemos viviendo esta situación extraordinaria, como todo en esta vida, tarde o temprano terminará.

Infórmate de la situación en determinados momentos del día pero no te intoxiques. No te pases el día expuesto a las noticias, ni conectado a las redes, ni hablando con tus amigos y familiares sobre el tema, no dejes que se convierta en monotema.

Céntrate en tu día a día entendiendo que esta situación es temporal y pasará. De nada sirve que te centres en lo que podría ir mal, en las posibles desgracias que podrían ocurrir y en lo que no está en tu mano. Es mucho más eficaz que lleves tu atención a aquellas cosas que dependen de ti, a aquellas cosas que te ayudan a estar un poco mejor en tu día a día.