Estamos sufriendo la segunda oleada del Covid y la OMS ya ha puesto nombre a ese agotamiento, sensación de indefensión o preocupación que muchas personas podemos estar sintiendo en estos momentos. Aquí algunos consejos para que nos afecte menos.
El Covid no solamente está atentando contra nuestra salud física o nuestra economía, también está suponiendo un gran perjuicio para nuestra salud mental. De ello ya han advertido expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que han denominado a esta situación como ‘fatiga pandémica’.
Son muchas las personas que, durante esta segunda oleada, están comenzando a sufrir agotamiento, sensación de indefensión, preocupación, falta de sueño o apetito, apatía, dificultades en la concentración, entre otros efectos. Un estado de ánimo que viene dado por el miedo al contagio, el aumento de las noticias negativas, la falta de contacto con nuestro entorno o la incertidumbre ante una situación tan cambiante. Y a partir de ahí uno presenta una sintomatología que está relacionada más con la fatiga mental y psicológica que con la fatiga física.
Hay muchos factores que no podemos controlar en esta situación, pero hoy vamos a ver ocho claves que pueden ayudarnos gestionar mejor este estado emocional y a superar la fatiga pandémica.
Si trabajando estos ocho puntos, no lo conseguís, siempre podéis pedir ayuda de profesionales para acompañaros en este proceso.
1. Tener lo controlable bajo control.
En este momento, de todo lo que te preocupa, ¿qué puedes manejar tú en esta situación?, ¿Qué depende de ti?
Vamos a intentar poner toda nuestra atención en las cosas que dependen de nosotros.
2. Regula la información que consumes y deja el monotema.
No podemos estar todo el día expuestos a las noticias relacionadas con el coronavirus (en la radio, en la tele, leyendo en la prensa, mirando en las redes sociales…) Y tampoco es aconsejable mencionar el virus en el desayuno, en la comida y en la cena, cuando hablas por teléfono con una amiga o con tus padres…Centrar la atención únicamente en lo que no funciona, conlleva a que uno se sienta mal. Hablar del virus y estar informado, está bien y es una conducta responsable, pero que no se convierta en monotema todo el día. Es conveniente centrar nuestra atención en las cosas agradables que también están ocurriendo en estos momentos.
3. Selecciona la información.
Es importante que la información que consumimos provenga de una fuente rigurosa y fiable, ya que hay muchos bulos circulando por WhatsApp o las redes sociales. Deja de mandar esos mensajes que no tienes claros que sean veraces. Informarse forma parte de nuestra responsabilidad, pero debemos estar BIEN informados y ser conscientes de que estar todo el día pendientes del coronavirus nos puede generar ansiedad.
4. Realiza actividades que regulen tus neurotransmisores y te ayuden a sentirte mejor.
Los neurotransmisores son la química que tenemos en el cerebro y esa química nos ayuda a sentirnos bien. Existen una serie de actividades que ayudan a que los neurotransmisores se regulen: dormir y descansar, practicar ejercicio a ser posible a diario (no es necesario ir al gimnasio si nos da miedo en este momento. Podemos salir a la calle a correr, a caminar, a hacer algún ejercicio en un parque…), comer de manera saludable y meditar (es aconsejable buscar unos minutos al día para practicar la meditación).
5. Dedica tiempo a tu cuidado personal.
Cuando uno tiene un estado de ánimo bajo, generalmente, tiende a abandonarse. No se arregla, igual se ducha menos, no se perfuma… y esa misma sensación de verte mal, también empeora nuestras emociones. No se trata de estar en tacones y con traje de gala en casa, pero sí de cuidarnos, de que nos gustemos, de estar aseados y de seguir con nuestras rutinas de higiene y belleza habituales.
Cuidar nuestra imagen también nos ayuda a sentirnos bien con nosotros mismos.
6. Acepta tus emociones y permítete estar mal de vez en cuando.
La felicidad a veces está sobrevalorada. Parece que todo son mensajes optimistas y que todo el mundo tiene que estar feliz. ¡No es verdad!Las emociones existen porque tienen un sentido evolutivo. Necesitamos de vez en cuando estar enfadados y tristes.
La tristeza es la reacción a una pérdida o a algo que te duele en un momento determinado. Nos está dando información, expresa que algo tiene que cambiar.Hay mucha gente que dice: «yo no me debería de sentir así», «no debería estar tan triste si no me he contagiado, si mi familia está bien, si no me ha llegado todavía de lleno… y estoy que no puedo». No te juzgues por lo que sientes. Porque a cada uno, con su sensibilidad, la situación le está afectando de una forma determinada. Deja estar esas emociones, aprende a convivir con ellas y no te centres en querer expulsarlas fuera de ti como si fueran un monstruo.
7. Entrena el humor.
Cuando uno está triste, no le apetece reír. Y si no te apetece reír, te lo tomas todo de una forma seria y no eres capaz de ver la parte humorística de la vida.
El humor nos permite ver las cosas desde otra perspectiva. La risa y la sonrisa son antagonistas con la tristeza. Aunque no lo sintamos de verdad, el cerebro cree que te estás riendo y cambia los neurotransmisores que decíamos antes.
Podemos buscar material que nos haga reír (una serie o una película de comedia, monólogos, literatura, seguir a gente en las redes que nos parezca graciosa, llamar a un amigo divertido y hablar con él…).
8. Cultiva y cuida tus relaciones personales.
Las personas somos seres sociales, nos gusta relacionarnos y nos sentimos bien cuando lo hacemos. Ahora no podemos estar en grandes grupos, ni quedar con personas de otros municipios, pero sí podemos salir a pasear con alguna amiga mientras seamos responsables y tomemos las precauciones correspondientes. Además, seguimos teniendo las llamadas de teléfono, el Whatsapp, las videollamadas… es importante que cultivemos y cuidemos nuestras relaciones personales.
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