workplace-1245776_1280

¿Sabes qué relación tienen la autoestima y asertividad? ¡Empieza a practicarlo y enamórate de este estilo de comunicación!

Una persona asertiva es aquella que al mismo tiempo que es capaz de defender sus propios intereses y de expresar sus sentimientos y pensamientos, es consciente de los derechos y sentimientos de la persona que tiene enfrente.

Hay que tener en cuenta que lo importante no es lo que se dice sino el cómo se dice. Mediante la comunicación asertiva tienes la oportunidad de enviar un mensaje claro y de forma respetuosa. Aprender técnicas de comunicación que te permitan respetarte a ti mismo es fundamental para conseguir tus metas y sentirte bien contigo mismo.

5 características de las personas asertivas

1. Las personas asertivas tienen la capacidad de autoafirmar los propios derechos e intereses sin dejarse manipular y sin manipular a los demás.

2. Se sienten seguras de sí mismas porque tienen claro lo que quieren.

3. Son capaces de pedir ayuda cuando la necesitan.

4. Son capaces de decir «no» en situaciones que consideran que no es apropiado, que no pueden, que no quieren y no tienen problemas para transmitirlo.

5. No se sienten culpables por decir que no. Al fin y al cabo, ¿quién quieres que controle tu vida?, ¿la quieres controlar tú o quieres que la controlen los demás?

Veamos cómo podemos trasladar esto a una situación concreta que se puede dar en el día a día. Pongamos como ejemplo que hemos quedado con un amigo que llega una hora tarde y no nos ha avisado de su demora. Una persona asertiva reaccionaría de la siguiente manera:

1. Haría una afirmación real y objetiva de lo que ha sucedido (los hechos): «Hemos quedado a las 9 y son las 10».

2. Empatizaría con la otra persona: «Entiendo que te haya podido surgir algo y te hayas retrasado».

3. Explicaría cómo le hace sentir esa conducta: «He estado esperando una hora sin saber qué pasaba, estoy bastante enfadada y preocupada».

4. Concretaría y definiría de una forma específica qué es lo que quiere: «De cara a la próxima vez, me gustaría que fueras más cuidadoso y que me avisaras si te vas a retrasar».

5. Explicaría las consecuencias que puede tener para los dos hacer lo que está proponiendo: «Si vienes a la hora que hemos quedado, yo me voy a sentir mucho más cómodo contigo y va a ser reciproco si tú sabes que yo estoy a gusto y tranquilo contigo».

Relación entre la asertividad y la falta de autoestima

La asertividad trae consigo la honestidad en dos sentidos: primero conmigo mismo y segundo, con la persona que tengo delante.

Conmigo mismo: si no digo lo que siento, si no soy honesto y coherente conmigo mismo y comunicando mis deseos, estoy transmitiéndome a mí mismo que mis deseos son menos importantes que los de la otra persona. Por lo tanto, voy a construir una imagen de mí mismo muy poco atractiva. Con lo cual, va a bajar mi confianza, mi autoestima y entraré en un círculo vicioso que no me conviene.

Además, no siendo honestos con la persona que tenemos delante, lo único que conseguimos es frustrarnos, porque la otra persona se sale con la suya. No tiene por qué haber una mala intención, pero si no comunico lo que quiero la otra persona puede actuar en contra de mis intereses.

Por otra parte, a nivel social, si yo no tengo el hábito de comunicar lo que pienso también estoy acostumbrando a la gente de mi entorno a que mi opinión no tiene que ser preguntada o respetada y les estoy dando el poder de que decidan u opinen por mí.

¿Cómo podemos ser más asertivos?

La asertividad es una habilidad que requiere de práctica, entrenamiento y, sobre todo, que uno se dé la oportunidad y el permiso para decir que «no».

Cómo aprender a decir ‘no’

1. Identifica los valores y significados asociados al ‘no’: ¿Qué es para ti el ‘no’?

Hay mucha gente que tiene las siguientes creencias: «decir no me convierte en egoísta», «si digo que no a los demás se sentirán dolidos y rechazados», «decir no es ser rebelde, mala persona».

Si asociamos algo tan negativo al no’ cada vez que lo pronunciemos, creeremos que estamos generando al otro dolor, que le rechazamos o excluimos. Es importante que cambiemos nuestro significado del ‘no’ y veamos que es simplemente una forma de expresar nuestras necesidades. El ‘no’ significa respetarte, valorar tu tiempo y tus prioridades. Entonces, el primer paso es identificar: «¿Qué significa para mi el ‘no’?». Cuando lo tenga identificado, debo hacer dos cosas:

1. Anotar los beneficios de esta creencia: decir ‘no’ a los demás significa ser una persona irresponsable, desleal y mala persona. Además, diciendo ‘no’, no caeré bien a la gente.

2. Anotar cómo ha afectado en mi vida esta creencia: no pensar en mí, ponerme en último lugar, baja autoestima…

2. Cambia tus creencias sobre el ‘no’:

Debemos crear una nueva creencia que sea más objetiva y que nos haga menos daño que la anterior. Debemos pensar que decir ‘no’ es sano, es ejercer mis derechos de asertividad. No hay que jusstificarse ante nadie ni nada cuando digo ‘no’. Decir ‘no’ a los demás cuando mi cuerpo me lo pide es ser coherente conmigo misma. Decir ‘no’ es decirme ‘sí’ a mí misma.

3. Practicar e integrar esta nueva creencia:

La práctica es la clave para cualquier cambio en nuestra vida. Algunos hábitos que nos pueden ayudar a integrar las nuevas creencias acerca del ‘no’ son:

Tomarnos nuestro tiempo antes de responder: En vez de dar una respuesta en ese momento, podemos decir algo como «déjame pensarlo y te digo en un rato». Esto nos va a ayudar a observar con calma si lo que nos están pidiendo es algo que queremos hacer o no.

Repetirnos las nuevas creencias hasta incorporarlas en nuestra vida.

Preguntarnos si lo que nos están pidiendo es algo que nosotras realmente queremos hacer. Pensarlo detenidamente, sin dejarnos llevar por el impulso de decir «sí». Observar si realmente deseamos hacerlo o no, independientemente de los deseos o las expectativas del otro.

Tener presente que es imposible agradar y gustar a todo el mundo: Por mucho que nos esforcemos por hacer todo perfecto, siempre habrá alguien a quien no le gustaremos. Pero no pasa nada, es natural, a ti tampoco te caen bien todas las personas que conoces. En este sentido, deberíamos interiorizar que no necesitamos gustarle a todos, solamente necesitamos gustarnos a nosotros mismos. También podemos preguntarnos: ¿qué es lo peor que puede pasarte?, ¿qué pasa si no te aceptan o te rechazan cuando has dicho que ‘no’? Si te quieren de verdad, no pasa nada, no te van a rechazar por ello. Si te quieren solo porque les haces cosas, no es amor ni amistad verdadera.

Escucha a tu cuerpo: Tomamos las decisiones desde el miedo o el amor. Cuando dices ‘sí’ al otro desde el miedo, estás yendo en contra de ti mismo. Cuando dices ‘no’ desde el amor a ti mismo, estas siendo coherente contigo.

girl-1245713_1280

¿Cómo aprender a decir «no?

Las personas asertivas son capaces de actuar y comunicarse de forma eficaz, expresando sus opiniones, necesidades o sentimientos, a la vez que son respetuosas con el punto de vista de los demás, manteniendo una postura serena y calmada.

La asertividad se puede aprender en cualquier momento de la vida. Esta habilidad es muy importante ya que, mostrarse siempre de acuerdo con los demás o estar incondicionalmente disponibles, no es bueno para uno mismo. Por ello, la falta de asertividad está relacionada con una baja autoestima.

Los 3 estilos para comunicarnos

En primer lugar, el estilo pasivo. Este estilo es habitual en personas que no quieren mostrar sus pensamientos o sentimientos por miedo a ser rechazados, o por no ofender. Normalmente las personas con baja autoestima tienen dicho estilo, anteponiendo las necesidades de los demás a las suyas.

En segundo lugar, el estilo agresivo. Estas personas defienden sus derechos, pero de forma incorrecta, pensando que siempre llevan la razón. Son personas “sin filtros”, pues no tienen en cuenta la opinión o sentimientos de los demás. Las personas con estilo agresivo priorizan siempre sus propias necesidades.

Finalmente, el estilo asertivo, que es un intermedio entre el pasivo y el agresivo. Las personas asertivas respetan a los demás y a sí mismos, actuando en consecuencia. Valoran sus necesidades y las de los otros.

Las personas con baja autoestima no suelen saber decir “no”

Las 5 características de las personas asertivas

  • Tienen la capacidad de pedir ayuda cuando la requieren.
  • Saben decir “no” cuando consideran que no pueden o no quieren, sin dificultad para transmitirlo.
  • Son personas seguras de sí mismas, ya que saben lo que quieren.
  • No tienen sentimientos de culpa al decir que no. Los demás no controlan su vida, sólo ellos.
  • Son capaces de autoafirmar sus derechos e interesas sin manipular ni dejarse manipular.

¿Cómo ser más asertivos?

La asertividad requiere práctica y entrenamiento y, especialmente, que uno mismo se dé la oportunidad de decir “no”.

En este sentido, es importante identificar los valores asociados al “no”. ¿Qué significa para nosotros? Hay personas que lo asocian con algo negativo, algo que genera dolor, rechazo… Por ello, es importante cambiar el significado, puesto que es una forma de expresar nuestras necesidades. El “no” significa respetarnos y valorar nuestras prioridades. Decir “no” es sano, estamos ejerciendo nuestro derecho de asertividad, significa decirnos “sí” a nosotros mismos.

Una vez tenemos la nueva creencia, debemos practicar. La práctica es fundamental, por lo que podemos seguir estos consejos:

  • Tomar nuestro tiempo para responder y analizar si queremos hacer lo que se nos propone.
  • Preguntarnos si es algo que realmente queremos hacer, sin pensar en las expectativas del otros.
  • Recordar que es imposible gustar a todo el mundo, lo cual es totalmente natural.
  • Escuchar a nuestro cuerpo. Decir “sí” desde el miedo, es ir en contra propia. En cambio, decir “no” desde el amor propio, es ser coherente con nosotros.
Blanco Marrón General Padre Día Aprecio Instagram Publicación

¿SABES QUIÉN ERES REALMENTE?

¿Alguna vez te has preguntado «quién soy yo realmente»? ?

Puede parecer una pregunta simple y sencilla pero te aseguro que no lo es ?

En muchas ocasiones, no nos hemos parado a pensar detenidamente quiénes somos y funcionamos con una imagen distorsionada y limitante de nosotr@s mism@s?

?Por eso, para empezar a conocerte un poquito más a ti mism@, te invito a realizar el siguiente ejercicio:

➡️Dedícate un rato a realizar una descripción lo más detallada posible de ti mism@:
▶️¿Cómo describiría tu físico?
¿Y tu personalidad?
▶️Pensando en los diferentes roles que tienes en tu vida (hij@, herman@, pareja, amig@, trabajador/a, etc.), ¿cómo te describirías en cada uno de ellos?

➡️Ve haciendo una descripción de todos los aspectos de tu vida que consideres importantes.

➡️Cuando hayas terminado, relee la descripción y anota al lado de cada adjetivo si consideras que es positivo, negativo o neutro.

➡️Por último, vuelve a leerlo todo una vez más y responde a la siguiente pregunta ➡️¿Si una persona que no conozco de nada, se describiría de este modo, qué pensaría de ella?

¿Te animas a compartir lo que has descubierto con este ejercicio? ?

juicio

¿Por qué algunos juicios te duelen más que otros?

  • ¿Te has preguntado por qué algunos juicios te duelen más que otros? ?

    ?Es cierto que a veces los juicios no son agradables y pueden incomodarnos mucho.

    Pero generalmente todos los juicios que nos hacen no nos suelen doler de igual manera ?

    ➡️Si a mi por ejemplo me acompleja mi carácter porque percibo que a veces me enfado de una manera desproporcionada y alguien me dice que soy una «histérica», una «gritona» o algo que tenga que ver con ese aspecto de mi personalidad, me dolerá mucho, porque es algo que yo ya había pensado previamente y que no me gusta de mi misma.

    ➡️Sin embargo, si alguien me juzga o me critica por ser sensible y a mi me encanta ser de esa manera, puede incomodarme ese juicio pero no me dolerá de una manera tan intensa como si yo me criticase por ese aspecto de mi personalidad.

    ?Esto mismo puede pasar también con juicios sobre nuestra apariencia física, actitudes…

    Por eso te ánimo a que reflexiones acerca de qué juicios son los que más te duelen y por qué crees que puede ser.

    ➡️¿Con qué te conectan esos juicios que tanto te duelen?

    ➡️¿Qué juicios te haces tu a ti mism@?

    Y finalmente, intenta hablarte de forma amable, compasiva y cariñosa. Mereces respetarte y tratarte con amor ?
man-2608550_640

¿Dedicas tiempo a tu autocuidado?

Antes de comenzar a leer este artículo, me gustaría que te preguntases?:

¿Qué entiendo yo por autocuidado?, ¿Qué significa para mi (auto)cuidarme?

✴️Piénsalo durante unos minutos..

Ahora, te diré lo que entiendo yo por AUTOCUIDADO. Para mi (auto)cuidarme significa:

1️⃣ Preguntarme qué necesito.

2️⃣ Escucharme.

3️⃣ Actuar en consecuencia.

➡️El autocuidado puede ser de varios tipos: físico, emocional, social, intelectual y espiritual. Vamos a ver en qué consiste cada tipo de autocuidado y te invito a que reflexiones acerca de tu propio autocuidado.

??? Físico: ¿tienes una alimentación sana, variada y equilibrada?, ¿duermes las horas que tu cuerpo necesita?, ¿mueves tu cuerpo, andando o haciendo deporte?

?❤️??? Emocional: ¿te das permiso para sentir, escucharte e identificar tus emociones?, ¿te das permiso para expresarlas (por ejemplo, para llorar, enfadarte…)?, ¿eres capaz de gestionar adecuadamente tus emociones o son ellas las que te dominan a ti?

??? Social: ¿dedicas tiempo a cultivar y mantener tus relaciones familiares y de amistad?, ¿cómo lo haces?, ¿sabes distinguir entre aquellas relaciones que te aportan y te suman y aquellas que te quitan la energía o que son tóxicas?

??? Intelectual: ¿dedicas tiempo en formarte en aquellos temas que te interesan y te gustan?, ¿lees?, ¿te gusta pensar en nuevos proyectos y cambios o prefieres la rutina y hacer lo que ya conoces?

?‍♀️?️? Espiritual: ¿dedicas tiempo a reflexionar sobre ti mism@ y sobre tu vida?, ¿te gusta estar en contacto con la naturaleza?, ¿practicas la gratitud?

➡️¿A qué conclusión has llegado después de estas reflexiones?

☑️ Si has contestado «si» a la mayoría de estas preguntas, ¡ENHORABUENA!

❎ Si por el contrario, has contestado «no», hazte la siguiente pregunta : ¿qué puedo empezar a hacer para cuidarme más y mejor a mi mism@?

Si te apetece compartirlo, me encantará leerte en comentarios ?

woman-2003647_1920

EL PODER DE LOS PENSAMIENTOS

Tus pensamientos…

            – ¿Son objetivos?

            – ¿Son realistas?

            – ¿Tienes tendencia a machacarte?

Yo puedo ser perfeccionista (es decir, que me guste hacer bien lo que hago) pero asumiendo que también puedo cometer errores, puedo fallar… y cuando esto ocurre, en vez de macharme y darme sin parar con el látigo, examinar en que me he equivocado y volver a intentarlo.

Es importante ser tolerante, asumir que todos nos equivocamos en algún momento y que no pasa nada.

Pensamientos intrusivos VS Pensamientos racionales

Los pensamientos intrusivos son los pensamientos negativos, “los pepitos grillo” de nuestro cerebro que nos dan la lata de manera constante y negativa.

Son pensamientos que empiezan poco a poco, sin enteraros a veces y que nos van minando la moral. El problema es que estos pensamientos, poquito a poco, van cogiendo fuerza, y van creciendo y creciendo. Y te das cuenta de que los tienes cuando se han hecho contigo.

Esto es la clave de los problemas de autoestima: “yo no valgo para esto”, “soy tonto”, “soy un inútil”, “no encajo”, “todo el mundo me toma el pelo”, “soy fea”, “no me merezco que me pase nada bueno”, “no valgo nada”

¿Te identificas con esto?, ¿Qué tipo de pensamientos intrusivos suelen aparecer con más frecuencia en tu día a día?

Cuando el pensamiento intrusivo coge poder, el pensamiento racional “se coge vacaciones”, deja de estar presente.

Pero cuando yo le digo a mi pensamiento racional “vamos a trabajar contra este porque este nos está hundiendo y nos está llevando a una depresión o a unas crisis de ansiedad brutales”, nuestro pensamiento racional empieza a tomar poder también. Cuanto más lo trabajemos, más fuerte estará y más fácil será que le acabe ganando la batalla a nuestro pensamiento intrusivo.

A continuación, te propongo, un ejercicio concreto para trabajar esto:

Situación concretaEmociones que he sentido en esa situaciónPensamiento asociado
Cambio de puesto de trabajo, a uno que tiene más responsabilidades y que me gusta más  Ansiedad Nerviosismo MiedoNo valgo para este trabajo, no soy capaz de hacerlo bien  

Es importante que te pares, lo pienses y lo anotes.

Cuando tengas esto hecho, el siguiente paso es: elaborar un pensamiento racional, objetivo, realista…que se adapte a la situación en concreto.

Generalmente, los pensamientos intrusivos no son reales. Se retroalimentan porque lo que quieren es tener protagonismo, pero no son reales.

Pensamiento intrusivoPensamiento objetivo
No valgo para este trabajo, no soy capaz de hacerlo bien  – Te está costando un poquito adaptarte, pero bueno si tú te centras, te pones a ello, te unes al compañero que te ha ofrecido ayuda, investigas un poco sobre el tema… tú vas a llegar a lo mismo que el resto de tus compañeros. – ¿Les has preguntado al resto de tus compañeros cuanto les ha costado adaptarse al trabajo? – Si me han contratado para este puesto, es porque tengo capacidades  
heart-2736254_1280

Miedo a la soledad: Cómo superarlo de forma definitiva

Hoy vamos a hablar de uno de los miedos que cada vez está más presente en nuestra sociedad: el miedo a la soledad.

Hay personas que no son capaces de poner fin a una relación de pareja o de amistad por temor a quedarse solas.

En muchas ocasiones, lo que se esconde detrás del miedo a la soledad es el miedo a estar con uno mismo. Cuando estamos solos comienzan a invadirnos pensamientos incómodos sobre nuestra poca valía como personas. Estos pensamientos se posan sobre nosotros y comienzan a hundirnos cada vez más. Sin embargo, es importante saber que son sólo eso, pensamientos.

Por ello es importante reencontrarse con uno mismo y aprender a quererse, valorarse, mimarse. Saber que los pensamientos que nos inundan no son reales.

Todas las personas tenemos la capacidad para superar el temor a la soledad y lograr sentirnos tranquilos y en paz ante esos momentos en la vida en los que nos encontramos solos.

5 CLAVES PARA SUPERAR EL MIEDO A LA SOLEDAD

1.- Aprende a distinguir tu estado emocional. No es lo mismo estar solo que sentirse solo.

Un aspecto primordial que es necesario tomar en cuenta cuando se quiere superar el miedo a la soledad, es aprender a identificar si ese sentimiento proviene más bien de una soledad física o proviene de un estado mental.

Por ejemplo, en muchas ocasiones se puede estar rodeado de gente y sentirse sólo a pesar de eso y por el contrario se puede estar solo físicamente y sentirse en paz consigo mismo.

Estar sólo físicamente suele ser una situación temporal de la que puede derivar un sentimiento de soledad, sin embargo, la soledad que proviene de un estado mental que suele ser más profunda, es una sensación de vacío, de no tener nada, de frustración constante, la persona que la experimenta no confía en sus capacidades personales, emocionales y afectivas para salir adelante.

2.- Aprende a disfrutar de la soledad

Debemos dejar de ver la soledad como algo negativo.

Me gustaría que, antes de continuar leyendo, te detuvieras un momento y pudieras pensar lo siguiente: ¿Qué puede tener de positivo la soledad?

Cuando ya lo hayas pensado, puedes continuar leyendo…

Uno de los aspectos más positivos de la soledad es que cuando estamos a solas con nosotros mismos podemos cultivar aspectos tan interesantes como la introspección, lo cual nos permitirá conocernos mejor, redescubrirnos, innovar, desarrollar la creatividad, etc.

3.- Disfruta haciendo planes contigo mismo: Vete a tomar un café, al gimnasio, al cine… o prueba cualquier otra actividad que tengas ganas de hacer desde hace tiempo.

Las personas tienen miedo a hacer planes solas porque piensa que los demás van a pensar que es el “raro”.

Es cierto que no es fácil irse solo de viaje, a tomar un café, al cine… ¡es duro!

Porque vivimos en una sociedad en la que se dice que, si haces este tipo de cosas solo/a, eres un “rarito/a”.

Pero hay deberíamos pensar “pobrecito/a tu que si no tuvieras tu compañero/a no irías al cine”, “pobrecito tu que, si no tienes plan un sábado, te quedas en casa arrancándote el pelo en vez de irte a la playa o a dar un paseo”.

¡NO HAY NADA MEJOR QUE LA PROPIA COMPAÑÍA!

4.- Valora los momentos contigo mismo y cuídalos: Si cuando haces cosas solo, te quejas y piensas que es aburrido, que es triste, que que haces haciéndolo solo… y cuando estas en compañía lo valoras, es normal que se refuercen mucho tus momentos con otros. Trata de reforzar tus momentos contigo mismo (que a gusto estoy leyendo, como estoy disfrutando de la serie, me encanta salir a pasear e ir a mi ritmo). Cuando le das ese valor, al final terminas encontrando cosas bonitas en los momentos que pasas contigo.

5.- Dedica tiempo a estar en silencio: ¿Sabes que el silencio puede ser algo tan relajante como una técnica de meditación? ¿Y que durante el silencio encontramos pensamientos creativos que de otra manera no aparecen? No pienses que el silencio es aburrido, quita esa etiqueta, y descubre que hay detrás del silencio.

Además de estos 5 puntos, también es importante que mantengas el contacto con los demás.

En algunas ocasiones, puede darse el caso de que el propio miedo a la soledad provoque alejarse cada vez más de los demás debido a la sensación de falta de control emocional que se experimenta.

Por ejemplo, una persona que tiene temor a la soledad, podría tener pensamientos como: “no quiero empezar una relación porque seguramente al cabo de un tiempo me van a abandonar y me sentiré peor”, “no voy a llamar a mis amigos porque van a decir que dependo siempre de ellos”

¡Enamórate de tu propia compañía al mismo tiempo que mantienes relaciones sanas y que te aportan bienestar!

Cómo ser feliz con tu cuerpo sin torturarte

La continua fijación por los físicos perfectos solo produce insatisfacción. Son tiempos para la aceptación, el autocuidado y el respeto a nuestro propio cuerpo.

¿Qué entendemos por un cuerpo perfecto?

Si nos basamos en las fotografías que hablan de un cuerpo perfecto, observamos piernas musculadas y delgadas, cinturas estrechas, un abdomen tonificado… Imágenes utópicas para la mayoría de los mortales que tenemos el cuerpo diseñado por nuestros ancestros para sobrevivir en terrenos hostiles e inviernos crudos.

El negocio que se ha montado alrededor del culto al cuerpo (ropa, alimentación, suplementos…) con la promesa de la felicidad conseguida al tener el cuerpo perfecto, nos aleja de lo que verdaderamente nos va a dar el bienestar: una vida plena y en calma con nosotros mismos.

Muchas veces asociamos un cuerpo estético al éxito, el bienestar y la felicidad. Pero, ¿de verdad tu felicidad y tu éxito en la vida dependen de tu físico? ¿Dónde quedan los demás factores?

Muchas personas llegan a consulta con la creencia fuertemente arraigada de que si cambian su cuerpo, mejorará su autoestima. Habitualmente, pensamos que una cosa implica la otra. Un cambio en mi forma física, va a implicar un cambio en mi autoestima y me voy a sentir mejor. Es normal que esta creencia se construya, porque es verdad que cuando adelgazamos, se nos refuerza socialmente, ya que se considera que quien adelgaza ha conseguido algo positivo y se le felicita por ello.

Eso no es cierto; que una persona adelgace, no tiene por qué implicar algo positivo. A veces, puede significar que está emocionalmente inestable o se encuentra mal. Ese refuerzo, cada vez que una persona baja de peso, no tiene mucho sentido ni lógica cuando lo sensato sería preguntar cómo se encuentra o no hacer ningún tipo de comentario.

Mejorar la autoestima requiere de un gran trabajo a nivel interno y ese avance no va a suceder simplemente por un cambio a nivel físico. De las veces que has intentado cambiar tu cuerpo y lo conseguiste, ¿cuánto tiempo te duro esa sensación de plenitud y bienestar? Probablemente, la respuesta sea que poco tiempo y te lleve a cuestionarte que un cambio físico no implica un cambio a nivel interno y que hay muchos otros factores que influyen en nuestra autoestima.

La autoestima no se trabaja mejorando el cuerpo, sino la forma de verlo. De nada sirve empeñarnos en trabajar el cuerpo para cambiarlo si, al mismo tiempo, lo estamos odiando.

Por ejemplo, todos conocemos a alguien que tiene un cuerpo estupendo, pero no se quiere nada y siempre procura conseguir algo inalcanzable que le produce insatisfacción porque nunca es suficiente. Por otra parte, también conocemos a aquellas personas que supuestamente y normativamente no tienen lo que se considera por un cuerpo estético, pero se quieren y se ven maravillosamente bien.

Por tanto, la creencia de «si cambio mi cuerpo, mejorara mi autoestima» no es cierta. El objetivo tendría que ser cambiar y mejorar la relación con nosotros mismos, el buen trato… sin necesidad de que nuestro cuerpo cambie.

Factores presentes en la infelicidad con nuestro cuerpo:

– Las dietas: Sufrir ansiedad ante la comida, desgraciadamente, es algo muy común y si nos proponemos una dieta sumamente restrictiva este malestar se acentúa aún más.

Sobre todo cuando se acerca el verano queremos adelgazar rápidamente y nos sometemos a dietas con alimentos que no nos gustan y que nos aportan muchas menos calorías de las que estamos acostumbrados.

Mantener esto a la larga suele ser imposible. La motivación inicial desaparece rápido cuando nos enfrentamos a sensaciones continuas de hambre y el cansancio que suele traer asociado. La operación bikini podría incluso terminar peor de lo que empezó.

– Deporte: Practicar ejercicio es muy sano, pero a veces nos olvidamos de los beneficios que tiene para la salud y nos centramos únicamente en el deporte como obligación. Ya no es solo la perdida de grasa, la pérdida de peso, la figura… también hemos unido a todos esos ideales el cuerpo definido y escultural.

Parece que el deporte acaba siendo la obligación inquebrantable que todos tenemos que hacer para conseguir ese ideal de cuerpo. Y se nos olvida la parte de placer, de disfrutar… que también nos genera el ejercicio físico.

El deporte nos ayuda con la gestión y regulación emocional (por ejemplo, la ansiedad es un montón de energía que, si no la expulsamos, nos produce esos síntomas de falta de aire… así que el deporte es un recurso muy bueno para reducirla).

Pero en ocasiones, el ejercicio físico va ligado a la necesidad de cambio corporal y esa forma de verlo nos provoca más daño que beneficio. Si yo estoy haciendo una actividad física y no estoy concentrándome en cómo siento mis músculos, en cómo se mueve mi cuerpo, en la flexibilidad que voy adquiriendo… Si solamente estoy pensando cuánto peso habré perdido o cuánta musculatura habré ganado, lo estamos realizando desde un planteamiento equivocado.

Deberíamos utilizar el deporte para conectar con nosotros mismos, no solo para estar centrados en lo que tenemos que conseguir después de realizarlo. Además, los resultados no son instantáneos y nos podemos sentir muy frustrados si no notamos los cambios rápidamente.

Aquí entra también la parte de permiso: si un día no hago deporte, no se acaba el mundo. Se supone que esto es un beneficio para mí. No algo que me haga sufrir más que si no lo practico.

Pero cuando hacemos deporte con el único objetivo de cambiar nuestro cuerpo, tenemos la sensación de que no podemos fallar ni un día y aumentamos las exigencias y los mecanismos compensatorios que vienen cuando no lo consigo hacer.

En este sentido, un mensaje que ha estado (y sigue estando) muy presente en nuestra sociedad es que «tengo que cambiar el cuerpo con esfuerzo y fuerza de voluntad». Y, en mi opinión, se trata de una afirmación que nos puede hacer mucho daño, ya que es importante plantearnos cuando algo deja de ser autocuidado y empieza a ser obligación.

Redes sociales y su influencia en nuestra imagen corporal

Durante el confinamiento, hemos recibido un bombardeo constante de mensajes a través de las redes sociales del tipo «tienes que aprovechar el tiempo para hacer mucho deporte», «tienes que aprovechar para comer más sano y cuidar tu cuerpo», «cuidado con subir de peso» … Todos estos mensajes pueden hacernos mucho daño y no nos ayudan a mejorar la relación que tenemos con nuestro cuerpo.

Las redes influyen a dos niveles principales:

– Visibilizan solo un tipo de cuerpo: Hay un idealismo y un perfeccionismo que se muestra todo el rato que no corresponde con la realidad, pero a veces nos hacen creer que solo hay un tipo de cuerpo válido, que tenemos que esforzarnos parar lograrlo y que el resto de complexiones son inexistentes o no podemos mostrarlas de la misma forma.

La parte buena es que hay multitud de personas que se rebelan contra la belleza única y se unen a movimientos que buscan dar visibilidad a los diferentes tipos de cuerpos. Y en nuestras manos está decidir qué tipo de páginas o perfiles queremos seguir y qué tipo de cuerpos queremos ver.

– La perfección: Si seguimos a una ‘influencer’ determinada que nos muestra todo lo sano que come, todo el deporte que practica y su cuerpo siempre perfecto bajo la mejor ropa, que le queda siempre estupenda… Solo vemos esa parte de ideal y eso influye en la construcción de nuestras creencias (en lo que se supone que tendría que ser nuestro cuerpo, estilo de vida…). Una relativa perfección que se concentra en unas poquitas horas del día de esa persona y que nosotras queremos trasladar a las 24 horas de nuestro día.

Estamos expuestos a esto, pero también podemos limitar hasta dónde nos llega este concepto del ideal estético. No se trata de que nos tenga que encantar cada parte de nuestro cuerpo. Lo importante es la aceptación, el autocuidado y el respeto.